I. CONTEXTO SOCIOCULTURAL DE CORINTO
La ciudad de Corinto a la que Pablo se dirige tiene diversos problemas y situaciones que están en plena ebullición: problemas internos, cuestiones dogmáticas, abusos en la liturgia, ambigüedad moral… para algunos allí el cuerpo sólo tenía una finalidad hedonista, el placer. Por eso encontramos términos como inmoralidad, idolatría, adulterio, depravación… “Vivir como Corinto” era sinónimo de vivir y entender la sexualidad de una manera desordenada. Además de la prostitución sagrada que también era notable.
Los Corintios no se guían por el Espíritu de Dios, son inmaduros en la fe, son todavía carnales, dominados por los impulsos primitivos. Pablo había estado en Corinto más o menos un año y medio y desarrolló allí una intensa y fecunda actividad misionera, gracias a la colaboración de Silvano y Timoteo y de la pareja romana cristiana de Priscila y Aquila, y desde Éfeso escribe estas páginas a los corintios. En su carta Pablo pretende dar respuesta a las inquietudes y necesidades del pequeño grupo de creyentes, a la variedad de problemas y comportamientos inmorales, desorden sexual, cultos y prostitución sagrada, aunque escribe con lágrimas, lo hace atacando abusos y respondiendo a dudas, va dejando las líneas maestras del Evangelio que predica, rescatando la auténtica y completa “memoria de Jesús,” para una parte de la comunidad que estaba olvidando una parte esencial de la Eucaristía, quizás a causa de la euforia de ser recién convertidos y también la cruz de Jesucristo, que es la otra cara inseparable de la resurrección gloriosa de Cristo.
Y así, con la fuerza y sabiduría de Dios manifestada en el Mesías crucificado, el apóstol amonesta , corrige y anima a su comunidad favorita a dar testimonio diario de unión, de solidaridad con los más pobres y necesitados, con los débiles y menos favorecidos y el ejemplo de una vida moral intachable en medio de aquella sociedad corrompida . Lo que sí nos queda claro es que los cristianos de Corinto no eran ningún modelo de vida cristiana, diríamos en un lenguaje más común, ninguna perita en dulce ni mucho menos. Sin embargo, el apóstol Pablo se siente apasionadamente apegado a ellos, como ya lo hemos mencionado anteriormente, es su comunidad favorita, la niña de los ojos de Pablo , como se había apegado ya a Jesucristo crucificado y resucitado .
El padre José Bortolini hace una especie de retrato de la comunidad de Corinto y comienza diciéndonos que era una de las ciudades más importantes del Imperio Romano. Es difícil decir con exactitud el número de habitantes, pues en su momento, los esclavos no hacían parte de la sociedad. Algunos dicen que allí vivían unas 250 mil personas; otros dicen que el número era mayor y llegaban a 500 mil. Era una ciudad de inmigrantes que se fueron estableciendo allí a lo largo de los años, y así se convirtió en la sede (capital) de la provincia senatorial de Acaya.
La ciudad presentaba un gran movimiento comercial y social debido a sus dos puertos: Laqueo (al occidente) y Cencreas (al oriente), que comunicaban al centro del imperio (Roma) con Asia. Las naves que venían de occidente atracaban en el puerto de Laqueo. Los esclavos tenían que cargar las mercancías y empujar a las naves casi seis kilómetros, hasta el puerto de Cencreas. Este corredor se llamaba Diolcos. Era un trabajo duro, de esclavos y es probable que buena parte de los cristianos de esta ciudad perteneciese a esta clase de trabajadores y esclavos. En Corinto vivían la parte de latifundistas de Grecia. Esto influyó para que la ciudad sufriera un abismo gigantesco entre ricos y pobres, con la consecuente explotación de los débiles por parte de los poderosos. Al tener dos puertos, la ciudad se convirtió en un gran centro comercial: marineros y comerciantes se enriquecían allí con facilidad. Como era capital de provincia, Corinto era también un gran centro administrativo y podemos suponer que existía un considerable número de “funcionarios públicos”. De igual forma, era un importante centro comercial.
Existían fundiciones de bronce cuyo producto era famoso en el mundo entero. Esto nos lleva a constatar que el poder económico y político se concentraba en manos de unos pocos privilegiados que vivían explotando a pobres y esclavos y divirtiéndose con fiestas, música y teatros y con juegos ístmicos, famosos en toda la región. Estos juegos, realizados cada dos años, atraían a los grandes de la cultura griega.
Es importante recordar el abismo grande que había entre ricos y pobres porque, al escribir a la comunidad, Pablo muestra que Dios “ha escogido a lo necio del mundo, para confundir los sabios. Y ha escogido lo débil del mundo, para confundir lo fuerte. Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada lo que es” (1Cor 1, 27-28). La opción de Dios es a favor de los despojados del saber, de poder económico o de influencia política.
En Corinto existía toda clase de religiones y cultos. Al tener dos puertos, se adoraba allí a Poseidón, dios del mar. El culto a la diosa Roma era muy fuerte, y predominaba sobre el pueblo, pues recordaba al Imperio Romano que, en nombre de la religión mantenía al mundo entero dominado y explotado. Hasta el mismo emperador era considerado como un dios.
En la fortaleza de la ciudad había un templo dedicado a Afrodita, diosa del amor y de la fecundidad. Cerca de mil mujeres acogían e iniciaban a los devotos en esta diosa en el arte del amor; aquellas eran llamadas “santas”. Tenían incluso un puesto de honor, reservado, en las bancas del teatro de la ciudad. Cuando escribe a los corintios, Pablo evita llamar a las mujeres cristianas “santas”, para no ocasionar posibles malentendidos. Este aspecto es importante para comprender cómo se trata el tema de las mujeres en la primera carta a los Corintios.
La ciudad tenía mala fama. En aquel tiempo, “vivir como Corinto”, era sinónimo de entender y vivir la sexualidad de una manera desordenada. Para muchos en aquella ciudad, el cuerpo sólo tenía una finalidad, el placer. Este aspecto es también de gran importancia en la lectura de la Carta, sobre todo este capítulo 6, que es el de mi investigación, pues en él, Pablo nos muestra lo que era “vivir como Corinto”, al hablar de inmoralidad, idolatría, adulterio, depravación, etc. (1Cor 6, 9-12).
De igual forma hoy como ayer todos estamos invitados, especialmente los que tenemos alguna responsabilidad pastoral, de educación, del anuncio explícito de la Palabra de Dios a través de cualquier medio de comunicación y a todos los que quieren vivir como responsables en sus comunidades o sitios de trabajo, a desarrollar una fe inteligente y con argumentos, inventiva y creativa, actuando interdisciplinariamente con apertura y sencillez de manera fraterna y solidaria como quien ha asumido los principios cristianos y evangélicos y no tienen más pretensión que el bien de la humanidad y actualmente el bien de todo ser viviente.
1.1 Acercamiento a la vida y obra de san Pablo
Pablo es recordado como el gran elegido de Dios que entregó su vida por el Evangelio, por la Iglesia y por Cristo. Conquistó el mundo con sus obras y sus escritos. ¿Cómo describimos a este hombre como judío y como Apóstol de Jesucristo? Observante de las tradiciones judaicas (Gál 1, 14), irreprensible en su conducta (Flp3, 6).
Podemos decir que Pablo es judío de la tribu de Benjamín y ciudadano romano, nació en Tarso de Cilicia, entre los años 6 y 10 d.C., de padres fieles observantes de la ley, de Giscala en Galilea. Circuncidado a los ocho días, Flp 3, 5. Según Hch 9, 11. 30, sus padres eran de fuerte adhesión a la ley: pues, en la Diáspora, muchos judíos, por consideraciones sociales, retrasaban la circuncisión de sus hijos o renunciaban a ella; pocos podían aportar una genealogía que les adscribiera a una de las doce tribus. Instruido por Gamaliel (Hch 22, 3).
Tarso era una ciudad grande, una especie de frontera entre la cultura semítica (Oriente) y la greco-romana (Occidente). Culturalmente, Tarso en esa época rivalizaba con Atenas, pues era famosa porque albergaba escuelas filosóficas como la de los Estoicos y la de los Cínicos. Pablo, sin duda, fue influenciado por el estilo de vida de su ciudad natal, por la cultura y el modo de ser de sus ciudadanos. En efecto, cuando escribió la primera carta, ofreció a los tesalonicenses un criterio importante dentro de la babel que eran las grandes ciudades de ese tiempo: “Examínenlo todo y quédense con lo bueno” (1Ts 5, 21).
La ciudadanía judía de Pablo no tiene la menor duda. La confiesa claramente el apóstol en sus escritos. Pablo escribe: “Israelita de raza, de la tribu de Benjamín, hebreo e hijo de hebreos” (Gál 3, 5). Lucas también ha dejado constancia de su ciudadanía judía en los Hechos. Ante los judíos de Jerusalén, Pablo declara: “Yo soy un judío nacido en Tarso de Cilicia” (Hch 22,3 ; Hch 21, 37-39) .
Como cualquier niño judío de la diáspora, Pablo, recibió instrucción religiosa judía desde su infancia. Esta formación judía la refleja en sus cartas (cf. Rm 1, 18-32; 1Co 8, 1-6). Su educación judía esmerada explica su celo y su defensa apasionada de la ley y de las tradiciones judías. Él mismo confiesa ser fiel observante de las mismas (Gál 1, 14; Flp 3, 6). Las vivió en el seno de su familia.
Más o menos a la edad de cinco años tuvo que haber aprendido del padre el núcleo esencial de la Ley (Dt capítulos 5 y 6. Especialmente lo que se dice en 11, 19: “... Enséñenselas a sus hijos”). Aprendió la gran alabanza (Sal 113 a 118) que se cantaba en las grandes fiestas judías, el sentido de las grandes fiestas (Pascua, Pentecostés, las Tiendas, etc.) y la alabanza diaria que los judíos rezaban cada mañana (Sal 146 a 150). En esta edad aprende a leer y escribir. A partir de los cinco años Pablo rezaba, mañana y tarde, todos los días, el “Shemá, Israel” (Dt 5, 1), que el padre le había enseñado.
A los diez años el alumno entraba al “segundo grado”, que era la fase de la ley oral. Era necesario entrar en contacto con la casuística rabínica y farisaica. Tuvo que haber sido un momento muy duro para Pablo y lo que más lo marcó, porque le costó sacrificio deshacerse de él en su conversión (la “basura” de la que habla en Flp 3, 8). Los fariseos consideraban la ley oral tan importante como la ley escrita, a la misma altura de los diez mandamientos .
Parece que era la época a la cual se refiere la Carta a los Colosenses, cuando dice: “No tomes, no gustes, no toques” (Col 2, 21). Una educación basada en los tabúes, en las prohibiciones y pecado contra la libertad y la gracia. A los 15 años, Pablo debió trasladarse a Jerusalén con el fin de continuar sus estudios y llegar a ser rabino. Entre otras cosas estudiar en Jerusalén era el grado académico más elevado en el mundo judío .
Si nos atenemos a la información de Lucas en los Hechos, Pablo recibió parte de su formación farisea en Jerusalén, de Gamaliel el viejo, uno de los más notables maestros de la época (Hch 22, 3) . De este dato no tenemos constancia en los escritos Paulinos . Hay posiciones a favor y en contra. Muchos lo ponen en duda. Piensan que Pablo pasó su infancia, adolescencia y juventud en Tarso. Su formación estaría vinculada a la formación judía que se impartía en la diáspora griega. De lo que no se puede dudar es de la notable calidad de su formación judía, como revelan sus cartas.
Perseguidor de la Iglesia y blasfemo (Fil 3, 5; 1Tim 1, 13), consentidor de la muerte de Esteban (Hch 7, 58-60) . Tras esto, el relato sigue con la secuencia de la reacción judía contra la iglesia de Jerusalén. Una violenta persecución obliga a los cristianos de lengua griega a abandonar la ciudad y a dispersarse por las regiones circundantes de Judea y de Samaría. En este cuadro de la persecución contra los cristianos helenistas, Saulo desempeña un papel de primera importancia. Lucas dice, en efecto, refiriéndose a la lapidación de Esteban: “Saulo aprobaba este asesinato” (Hch 7, 60).
Y mientras algunas personas piadosas se apresuraban a dar sepultura al cuerpo del mártir y hacían gran duelo por su muerte, vuelve a aparecer en escena Saulo que, arrastrado por una furia perseguidora, entra en las casas, saca a rastras a hombres y mujeres, y los mete en la cárcel (Hch 8, 3) .
Otros dicen que Pablo persiguió a los cristianos por su celo hacia la ley de Moisés, la frase, tres veces repetida: “Perseguí a la Iglesia de Dios” (1Cor 15, 9; Gál 1, 13; Flp 3, 6), va acompañada dos veces de la idea de “celo”.
La triple mención de Saulo sobre el fondo del relato del martirio de Esteban responde al intento de Lucas de crear un drama a partir del contraste. En el mismo momento en que muere el primer cristiano por su testimonio valiente y franco de Jesucristo, entra en escena el perseguidor Saulo, destinado a ser quien ocupe el puesto de Estaban y prolongue su obra.
El joven escriba no imitó la prudente moderación de su célebre maestro. “Celador de la ley y de las tradiciones paternas”. Pablo, se aventajaba en el judaísmo sobre muchos de los jóvenes de su edad (Gál 1, 14). Afiliado a la secta de los fariseos, perseguía enconadamente y devastaba la Iglesia de Dios (Gál 1, 13). Mas, por fin, quiso Dios, que le había escogido desde el seno de su madre, llamarle por su gracia y revelarle a su Hijo para que fuese su apóstol entre los gentiles .
Respecto a la condición civil si era viudo, casado o célibe, disponemos de un dato cierto. En la primera mitad de los años 50, sabemos que está libre de todo vínculo matrimonial. Así se lo escribe a los fieles de Corinto: “A los solteros y a las viudas les digo que es mejor que se queden como yo” (1Co 7, 8). En otro pasaje de la misma carta revindica para sí y para Bernabé el mismo derecho de los apóstoles, en particular de Pedro, a “hacerse acompañar por una esposa cristiana” (1Co 9, 5). Pablo ha dado a entender que ha renunciado a este derecho .
En su primer escrito conocido, Pablo afirma que no fue una carga para nadie. Con su trabajo personal conseguía lo necesario para vivir (1Ts 2, 9; 1Co 4, 12). Tres son los motivos que impulsan a Pablo a trabajos artesanales: subvenir a las propias necesidades, no constituir una carga para las comunidades y disponer de recursos para ayudar a los pobres.
De las palabras de Pablo se desprende con claridad que su entrega al trabajo civil no es sólo una cuestión económica y de supervivencia. El Evangelio es algo extraordinariamente grande. La fidelidad y la transparencia en su anuncio no se pueden exponer a ningún riesgo por ningún motivo. El evangelizador vive, goza, sufre, se arriesga por el evangelio. En ningún caso se puede buscar un interés humano “rentable” en su anuncio .
El Pablo que hoy conocemos se llamaba Shaoul en hebreo y Paulus en latín: es ciudadano romano y procede de Tarso, ciudad famosa por su ambiente universitario. Fue en esta ciudad donde Pablo conoció la filosofía estoica y sus temas favoritos: libertad, razón, conciencia, virtud, unidad del mundo. Practica el arte del discurso (la retórica) socialmente muy relevante. De ello dan fe las cartas. También le interesa el deporte: las carreras en el estadio, el boxeo, los vencedores olímpicos y sus coronas..., todo ello le sugiere material para ilustrar la vida cristiana y el compromiso apostólico . Analógicamente, aunque no puede medirse, un trayecto del camino que lleva desde Damasco a Auschwitz. Es evidente que ningún dios es más fácil de entender que una imagen hostil. .
He aquí diversas formas de opinión acerca de Pablo, el dualismo inherente a este modo de hablar se refleja todavía en las denominaciones y juicios contrastantes con los que la posteridad lo medita y considera. Es a la vez san Pablo y “el demonio malo del cristianismo (Schack). Al predicador, que escribió el cantar de los cantares del amor en el Nuevo Testamento, se le ha calificado como “el odio, de la visión del odio” (Nietzsche) . A pesar de su exhortación “someteos a la autoridad”, se le ha declarado “el mayor revolucionario de todos los tiempos” (Ben-Chorin). Se le dan títulos tan luminosos como “poeta de Dios” (de Pascoaes) y calificativos tan sarcásticos como “apóstol del prepucio” (en Graetz). Para unos es “el santo protector del pensamiento en el cristianismo” (Schweitzer) y para otros “un completo intruso” (Lagarde) . Para George Bernard Shaw era “Un tozudo racionalista romano” mientras que Walter Rathenau lo exaltaba “como un hombre profundamente sensible”. Rudolf Augstein lo tuvo por uno “de los grandes proyectistas e innovadores de la historia, a la manera de Marx y de Freud” .
En resumen: No es fácil fijar fechas para los acontecimientos de la vida de Pablo. Todos los esfuerzos producen resultados aproximados. De todos modos, se intenta fijar algunas fechas:
Alrededor del año 5 ó 6: nacimiento en Tarso.
Alrededor del año 11: comienza a frecuentar la escuela sinagogal.
Alrededor del año 20: se traslada a Jerusalén, para formarse como rabino bajo los cuidados de Gamaliel.
Alrededor del año 35: la “conversión”.
Hasta el año 37, aproximadamente: Arabia, Damasco y viaje rápido a Jerusalén (Gál 1, 17-18).
Hasta el año 44 y 45: algunos años en Tarso, su tierra.
Año 45 aproximadamente: estadía en Antioquía de Siria
Años 46 a 48: primer viaje.
Año 49: en Jerusalén (Hch 15, 1-35).
Años 49 a 52: segundo viaje.
Años 53 a 57/58: tercer viaje
Años 59 a 62: cuarto viaje.
Año 68: muere en Roma .
1.2 Contexto de 1Cor 6, 9-12
No todo en la comunidad de Corinto lo podemos catalogar como positivo, pues en esta comunidad encontramos luces y sombras como en cualquier comunidad nuestra. Era muy fácil encontrar pecados y pecadores, y por cierto, como es conocido por muchos de nosotros esta comunidad es una de las más desordenadas moral, ética y religiosamente. Para variar, no pasó mucho tiempo antes que llegaran a oídos de Pablo las noticias de los graves desórdenes de impureza, insolidaridad y falta de amor fraterno. La reacción de Pablo no se hace esperar y no le va a temblar la voz para decir que esos tales no heredarán el reino de Dios (1Cor 6, 9-10) .
Claro está que san Pablo tampoco es un verdugo que no tiene sentimientos ni entrañas. Comprende, disculpa y perdona, y asume el papel del padre que exige por el bien de sus hijos que siempre está dispuesto a perdonar y seguir amando. Pablo está convencido de que la vida cristiana no es ningún juego y que por tanto se debe asumirla con seriedad ya que somos miembros de Cristo y templos vivos del Espíritu Santo (1Cor 6, 15. 19-20). En este contexto no importan las normas e instrucciones que el apóstol Pablo da para cada caso concreto, pero sí son muy importantes las enseñanzas, las cuales son válidas para todo tiempo y cultura. Más aún, lo realmente magnífico es ver cómo el apóstol está por encima de las trivialidades cotidianas y nos enriquece con los grandes principios cristianos .
Hay quienes dicen que a pesar de las luces y sombras que encontramos en esta comunidad, la historia que allí encontramos es una historia llena de vida: vacilaciones, conflictos, tensiones; sin embargo, las relaciones de Pablo con Corinto son a la vez difíciles y apasionadas. Pues la comunidad no era ninguna novia tranquila, pero precisamente esto es lo que hace que tenga su particularidad y motiva la entrega íntegra de Pablo y su experiencia en Cristo, para con ellos .
Cinco de los capítulos de la primera carta a los corintios son normas de comportamiento dadas por Pablo en respuesta a unas cuantas situaciones de la iglesia que planteaban problemas a aquella comunidad. Unas veces le habían informados terceros y algunas otras el mismo rubor público (cf. 1Cor 5,1). Otras ocasiones eran los propios corintios los que se le acercaban para pedirle consejo, al no saber cómo compaginar su conducta con la nueva fe en Cristo; en 1Corintios 7, 1, se menciona que se preocuparon de escribirle y, por tanto, que la parte inmediatamente siguiente de la carta es la respuesta a sus preguntas. Se tocan especialmente tres temas, aunque en el primero se agrupan dos cuestiones distintas: Capítulos 5 y 6: escándalos causados por la inmoralidad de un cristiano y el recurrir a los tribunales paganos .
No debemos perder de vista que el tema central de la carta es que todos configuren su vida con Cristo, como Él, que es Uno y que Él fue el que dio su vida por todos y no Pablo, Cefas o algún otro, y con esto Pablo pretende desarmar a todas las escisiones o partidos que existían. Para reformar las costumbres, para la formación de la conciencia, de la vida de piedad, no debe haber otro fundamento que no sea Cristo: Muerto y Resucitado .
Por tanto el contexto de estos versículos (1Cor 6, 9-12) siempre lo vamos a encontrar impregnados de la vida nueva en Cristo, que adquirimos a través del bautismo, ya que en el mismo nos sumergimos en la pasión, muerte y resurrección, haciéndonos personas nuevas capaces de dejar todo nuestro pasado oscuro, resucitando con Cristo para la vida eterna. Está en nuestras manos nacer de nuevo y vivir y vivir como hijos de la luz o seguimos mezclando hombre nuevo y hombre viejo, de ahí la invitación de Pablo a que no volvamos desenfreno sexual, idolatría, adulterio, pederastia, robo, codicia, estafa, embriaguez, difamación calumnia. Algunos llevaban este estilo de vida pero fueron lavados con el bautismo .
1.3 ¿Qué recurso pastoral o pedagógico utiliza Pablo?
Pablo se dirige a su comunidad de Corinto en un estilo directo. La carta no es un tratado, sino una serie de respuestas a diversos asuntos. El principal es el de restablecer la unión, y de allí se derivan otros, por lo menos así se deja ver en Hechos de los Apóstoles, capítulos 18 y 19 .
Interesante cómo san Pablo utiliza imágenes y comparaciones que iluminan, convencen y hacen cambiar la realidad y la problemática de la comunidad de Corinto. Por ejemplo, cuando hace referencia a las divisiones que allí se presentaban, que yo de Apolo, de Pablo… dice: tranquilos, que uno se da cuenta dónde realmente construye cuando la casa se ve asediada por el fuego o por el agua, y cuando eso ocurra, se van a dar cuenta de que yo fui quien coloqué esas bases fuertes en la persona de Jesús.
Otra comparación fenomenal respecto a la inmoralidad y el desorden sexual, que por cierto es mencionada por Walter Eugen, dice que si el templo tenía tantos atributos; por ejemplo: era el lugar de encuentro con Dios, era la manifestación de Dios, era sagrado, era lo mejor que tenían en su momento… si éstos y muchos más atributos eran dados al templo que era solo una construcción humana, con cuánta más razón debemos respetar nuestro cuerpo ya que éste es templo vivo del Espíritu Santo, es la mejor imagen y manifestación de Dios a través de cada uno de nosotros.
De modo que ya no se pertenecen a sí mismos, sino que han sido comprados a un gran precio, por tanto glorifiquen a Dios con sus cuerpos (1Cor 6, 19-20). Pues el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.
Lo mismo hace más adelante para explicar la resurrección de Cristo, retomando la analogía de la semilla que debe morir para que continúe y permanezca, de lo contrario sólo vendrá la cosecha y terminará cuando sea recogida.
1.4 Temas que rodean los versículos de este capítulo 6
No debemos perder de vista que la Carta a los Corintios es uno de los escritos del apóstol que se caracteriza, precisamente, por la variedad de temas que encontramos en la misma, ya que por ser una ciudad tan comercial se encontraba de todo un poco, es decir, había temas para todos los gustos y los colores, (desenfreno sexual, idolatría, adulterio, pederastia, robo, codicia, estafa, embriaguez, difamación, calumnia) además por ser una ciudad típicamente filosófica todo tenía su explicación y, por qué no, su justificación. Sin embargo, entre los más comunes tenemos los siguientes:
• En primer lugar, los “partidos”: después de la ida de Pablo, la comunidad se dividió, formando grupos simpatizantes de éste o de aquel agente pastoral que pasaba por la ciudad (1Cor 1, 10-12).
• En segundo lugar, las personas cerraron los ojos a un caso grave, el de alguien que vivía con la propia madrastra (c. 5).
• Tercero, la comunidad recurría a los tribunales paganos para resolver sus problemas. Se habían acostumbrado tanto a la opresión de los “intelectuales”, que no se sentían capaces de resolver, mediante el discernimiento y los criterios propios, los problemas y conflictos de la comunidad (cf. 6, 1-11)
• Cuarto, había entre ellos algunos que pensaban: “Podemos hacer cuanto queramos”; y con esto entregaban su cuerpo a la prostitución (cf. 6, 12-20) y destruían el cuerpo social que era la comunidad.
• Quinto, existían muchas veces dudas con respecto al matrimonio, al celibato, al divorcio, a la virginidad, a la esclavitud y a la viudez. Los Corintios escribieron una carta pidiéndole a Pablo que les ayudara a resolver estas cuestiones (c. 7)
• Sexto, se presentaba un conflicto en la comunidad entre “fuertes” y “débiles”, sobre todo en lo referente a la carne sacrificada a los ídolos, pues, en Corinto, casi toda la carne que se vendía había pasado por los templo como ofrenda a los dioses. Entonces: ¿Se podía o no comer esta carne? ¿Qué dice Pablo sobre esto? (capítulos 8 al 10).
• Séptimo, la reivindicación de las mujeres. En vista de que los cristianos se reunían en sus casas para celebrar su fe, las mujeres pasaron a asumir funciones importantes en la comunidad. ¿Qué propondrá Pablo? ¿Dará valor al papel comunitario de la mujer?
• Octavo, la incoherencia en la celebración de la Eucaristía. La comunidad de Corinto había caído en la tentación de separar Eucaristía y compromiso solidario con los débiles (cf. 11, 1-34). Además de los cultos a otros dioses y la prostitución sagrada.
• Noveno, la cuestión de los carismas. Guiados por una sociedad injusta que privilegia a los poderosos y sabios, los corintios valoran sólo los dones extraordinarios, como si los pobres y los débiles no fueran, por sí solos, un don de Dios a la comunidad. La Carta ayuda a solucionar esta cuestión, dedicándole tres capítulos (12-14).
• Décimo, la cuestión de la resurrección de los muertos. Algunos afirmaban que no existía, reduciendo todo a esta vida pasajera. Pablo retomará la catequesis inicial, reafirmando la resurrección de Cristo como punto de partida para la resurrección de los muertos (c. 15) .
Como lo hemos mencionado a lo largo de este escrito es una comunidad con muchas dudas, tensiones y conflictos. La verdad es que en la mayoría de los casos los corintios, consciente o inconscientemente, estaban reflejando y reproduciendo en la comunidad el tipo de sociedad injusta y discriminadora de la cual provenían. Pues vemos que aunque nuestra sociedad no es un puerto y no es catalogada como cuna de la filosofía también es posible encontrar algunos de estos problemas que nos presenta el padre Bortolini en este libro que también nos pueden servir para iluminar nuestra vida y nuestra realidad.
1.5 ¿A quiénes se dirige, especialmente, Pablo?
Pablo no llegó a Corinto por la puerta de los poderosos, sino por la de los esclavos y crucificados de la historia, para anunciarles la historia de Cristo resucitado a los más pobres de Corinto en “un pueblo numeroso que pertenece al Señor”. Este pueblo lo conforman esclavos y débiles, personas de las cuales la sociedad sólo esperaba que fuera su mano de obra gratuita: Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es (1Cor 1,26-28) .
Para iniciar debemos decir que la comunidad cristiana de Corinto a la que Pablo se dirige es minoría, realmente es un grupo pequeño, algunos dicen, tal vez no pasaba de 100 personas, pero el problema era que no todos tenían la misma raza ni el mismo origen. Pues, como ya se ha mencionado anteriormente, la mayoría de ellos estaban marginados: esclavos, mujeres, gente sin acceso al “saber” intelectual, como dice la misma Carta gente considerada despreciable, indigente, loca, pobre, vil, sin ningún valor (cf. 1, 27-28). Es decir, una comunidad de crucificados a la cual se le anuncia a Cristo crucificado .
Como era de esperarse la sociedad no esperaba nada de estas personas y tampoco les brindaba la oportunidad de participar en la vida social y en la búsqueda de los bienes necesarios para la vida y, al carecer de instrucción, eran considerados ignorantes e incapaces de tomar cualquier decisión. Eran vistos como un conglomerado de personas, una masa de mano de obra que, en lugar de ayudar a la sociedad, hacían estorbo y daban mala imagen de la misma.
La comunidad de Corinto había sido fundada por Pablo en los años 50 – 52. Y la mayoría de personas que formaban esta comunidad eran paganos y de clase baja, acostumbrados al cosmopolitismo de la gran metrópoli comercial: era fácil encontrar una mezcla de razas y escuelas filosóficas; pues se vivía en un ambiente de disolución moral y de cierta inquietud religiosa. Cuando, después de un viaje a Jerusalén y Antioquía, Pablo vuelve a Éfeso y la comunidad de Corinto está en plena ebullición: peleas y divisiones internas, abusos en la liturgia, cuestiones dogmáticas, ambigüedad ética y moral, donde cada quien vivía como quería y como creía. Sin embargo, a estas personas es que Pablo se dirige como padre en la fe, es decir con mucha firmeza y convicción pero con mucho amor fraterno .
Algunos otros sitúan esta estancia de casi un bienio en Corinto en los años 51-53. Por tanto, ninguno de los pertenecientes a esta principiante comunidad llevaba más de cinco años en el cristianismo y la mayoría eran aún más recientes. Este hecho y el ambiente sumamente agitado de la gran urbe, fácil de imaginar, nos permiten comprender los numerosos extravíos que el apóstol debía reprender corregir, pero también el celo, digno de admiración, acorde con aquellos dones tan extraordinarios de la gracia. Dado que el apóstol aborda punto por punto las circunstancias adversas que se le han comunicado (Cor 1-6) y que responde a la lista de preguntas que se le han dirigido (Cor 7-15), esta pieza de la Escritura ha traído hasta nosotros la imagen más original, más directa y más viva de una primitiva comunidad cristiana.
Pero aun teniendo sumo interés este claroscuro sobre detalles concretos de la vida de una primitiva comunidad cristiana, es más importante todavía ver cómo en tales circunstancias, a través de ellas y superándolas, el apóstol ha estructurado las más decisivas verdades y las más hondas exigencias del cristianismo. No es nada extraño que esta carta contenga una elevada dosis de crítica y polémica. Cierto que se va comprobando con creciente seguridad que no existe ni un solo escrito del NT que no sea, a su manera, crítico y polémico, pero esta carta a los Corintios nos ayuda a ver con mejor luz, y desde diversas perspectivas, las azarosas circunstancias de la nueva Iglesia, porque muestra con mayor claridad, con detalles más concretos y, por así decirlo, de manera más palpable que los demás escritos, los hechos, las tendencias y las tensiones con que el Apóstol tuvo que contar y enfrentarse y que le dieron ocasión para exponer una y otra vez, con libertad de espíritu, las líneas auténticas y decisivas de la buena nueva .
Vamos aclarando cada vez más la idea de que a las personas que Pablo se dirigía con más ahínco y con más dedicación eran los pobres y los que más necesitaban de esa buena noticia, que además de ser la Buena noticia del Evangelio era también una noticia que traía ciertos privilegios especialmente para las mujeres y para los indigentes…
Otro aspecto que llama la atención es la variedad de tonos a la hora de escribir o dictar la Carta a los Corintios, pues aunque podemos intuir que lo hace de forma serena y concentrada no podemos ignorar los cambios de “estilo, carácter y temperamento”: sencillez, sarcasmo, explosiones de ternura y también de indignación. De ahí que se atreven algunos a decir que no tiene Pablo, en cuanto a estilo y lenguaje, ningún escrito tan completo y variado como éste de la primera Carta a los Corintios . Razón por la cual podemos decir que se dirige a su pequeña comunidad respondiendo a la heterogeneidad de sus interrogantes de diversas formas de acuerdo a su estilo y condición de vida.
Son palpables las diferencias de intereses pues algunos miembros se acercaban a la iglesia cristiana porque parecía ofrecerles nuevas oportunidades para poder desarrollar aquellos talentos cuya expresión había frustrado la sociedad. Se trataba de gente enérgica y con ambiciones, igual que Evodia y Síndique en Filipos, aunque sus ambiciones personales tenían muy pocas cosas en común. Por ello, la ética de la iglesia primitiva admitía cierto espíritu competitivo.
La iglesia estaba, como lo hemos repetido muchas veces, integrada por distintos niveles de su contexto más inmediato, por eso, dicen algunos, tenía cierto atractivo misionero. Aún así, lo que más apreciaba Pablo de sus fieles de Corinto era su disposición a aceptar la responsabilidad de interiorizar el cristianismo, es decir, de tratar de compaginar la expresión del sentimiento cristiano con la rutina de la vida cotidiana, a esa gente especialmente es a la que se dirige Pablo, a todos los que quieren aceptar a Cristo crucificado, muerto y resucitado .
Y aunque con muchas dudas, confusiones y ambigüedades, los Corintios nos dejan esta Carta como testimonio del amor de Dios actuando en medio de la debilidad humana.
II. EXÉGESIS BÍBLICA DE 1COR 6, 9-12
La pequeña comunidad cristiana de Corinto, a la que san Pablo se dirige, no había entendido las implicaciones que tenía el hacerse cristiano sólo se interesaban por aquellos beneficios que les traían el hacerse cristianos, especialmente, los esclavos y las mujeres que no contaban en aquel momento de la historia, la preocupación del apóstol es que con todo lo que les había anunciado a Jesucristo muerto y resucitado sigue existiendo el grave riesgo de dejarse arrastrar por las cosas mundanas y caer en la “injusticia” del mundo .
Antes había empleado Pablo la expresión “los injustos” (6,1) para designar a los jueces paganos. Aquí se ve claramente que quiere acentuar el contrasentido de que los “justificados”, los cristianos, acudan a estos tales en busca de justicia. Aquel que se atiene a esta injusticia del mundo, pierde el reino de Dios. Es significativo que este concepto central del mensaje de Jesús -que, por otra parte, aparece raras veces en Pablo- nos salga al paso aquí, cuando el Apóstol repite las exigencias morales de Jesús tal como las había expuesto en su predicación misional.
La enumeración que sigue parece ser un catálogo de confesión de los pecados graves que se daban entre los corintios. Aquellos que se habían convertido gracias a la predicación misional del Apóstol le exponían su vida y él debía explicarles con claridad cuáles eran los vicios que se debían evitar inexcusablemente. Por esta confesión de vida Pablo podía conocer la abyección total de las costumbres de la gran ciudad de Corinto.
Los diez vicios aquí enumerados se reparten una vez más entre el sexto y el séptimo mandamiento. Ellos lo saben. Aquí basta con recordárselos discretamente: eso erais algunos de vosotros. Pero no se detiene aquí. Esto es un pasado desaparecido. Con una triple expresión despierta en ellos el recuerdo de su experiencia y de la eficacia del bautismo; se podría casi percibir la fórmula trinitaria del bautismo, cuando cierra este recuerdo bautismal con la mención del nombre del Hijo y del Espíritu Santo y designa a éste como el Espíritu de nuestro Dios.
“Todo me es permitido”. Sin transición, pero continuando su primera exhortación de que no se engañen a sí mismos, se refiere ahora Pablo a una frase tópica que desempeñaba en Corinto un papel peligroso. Él mismo pudo haber formulado así su doctrina de la libertad en Cristo. Pero así como en 3,21 no se dice solamente: “Todo es vuestro”, sino que se añade: “Pero vosotros de Cristo”, también decía a los gálatas: habéis sido llamados a la libertad, pero que vuestra libertad no dé pretexto a la carne (Gál 5,13).
En este pasaje se nos expone el sentido de la libertad en Cristo a través de un juego de palabras repetido. Es ciertamente un profundo enigma que no podamos vivir la libertad sin límites. El hombre tiene sed de libertad y no quiere comprender que deben darse limitaciones. Su hambre de cosas grandes tiende al radicalismo, para acabar experimentando dolorosamente -en una derrota terrible- que el radicalismo de la libertad acaba en libertinaje que es una forma de esclavitud.
La doctrina de la libertad del Apóstol cayó en Corinto sobre un terreno particularmente abonado. Como griegos, tendían al espiritualismo, que desprecia el cuerpo, pero, al mismo tiempo, estaban acostumbrados a los goces de los sentidos. Algunos habían construido sobre estas contradicciones una teoría armonizante: cuando el goce sexual se convierte en una bagatela, el espíritu no tiene por qué avergonzarse. La comida para el vientre y el vientre para la comida. De manera parecida, se creía poder superar lo sexual. Esta teoría es falsa, no sólo porque esto no puede ser así, sino porque en el ámbito de lo sexual la realidad es distinta. Bajo cierta perspectiva, tanto las funciones nutritivas como las sexuales pueden ser calificadas de procesos o necesidades corporales. Ahora bien, ya la misma nutrición significa para el hombre algo más que la mera satisfacción de una necesidad, en cuanto que se distingue del simple comer o beber de los animales, impropio del hombre. Y esto es mucho más verdadero respecto de la actividad sexual. Si el hombre no pone en esta última todo su ser personal y humano, quedará mucho más envilecido. Pablo expresa la diferencia entre ambos niveles recurriendo al vocablo “vientre” cuando repite la manera de pensar de aquellas gentes, y hablando de “cuerpo” cuando la contrapone a la intelección cristiana del hombre. El vientre y la comida pueden desaparecer; en todo caso, y según la disposición divina, su actividad actual quedará fuera de curso, porque esta vida, que ahora sólo puede ser sustentada con los medios de este mundo, se cambiará en otra.
Pero el cuerpo es cosa distinta ya desde ahora. Cierto que el aparato digestivo sigue formando parte de nuestro cuerpo, pero el cuerpo es algo más que la suma de estas funciones animales. Este cambio de “vientre” a “cuerpo” pone las bases de una justa concepción del uso sexual y contiene, en germen, una entera antropología cristiana. Configura el imprescindible vínculo de unión entre el hombre, que sólo se había entendido como un instinto, y la vocación sobrenatural de la estirpe humana. En el “cuerpo” está compendiada la dignidad y las posibilidades personales del hombre. Se puede incluso afirmar que el cuerpo es la expresión personal del hombre. Por eso ahora el pensamiento del Apóstol puede remontarse inmediatamente a más altas cimas: el cuerpo no es para la lujuria, sino para el Señor. La pertenencia total al Señor determina profundamente la idea que el Apóstol tiene de sí mismo, y piensa que lo mismo debería ocurrir en cada cristiano. “Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo, pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos” (Rom 14,7).
Una vez más da Pablo un paso sorprendente cuando se atreve, también aquí, a invertir la frase: “...y el Señor para el cuerpo”. Basta con que tomemos en serio en nosotros la entrega que el Señor nos hace de su cuerpo en la Eucaristía para que veamos confirmada esta reciprocidad y este intercambio corporal. Y si antes tuvo que decirse: “Dios destruirá lo uno y lo otro”, ahora debe afirmarse que, del mismo modo que Dios ha resucitado al Señor, también nos resucitará a nosotros, en nuestra corporeidad y con ella, y confirmará de una manera definitivamente válida la común pertenencia que ahora crean los sacramentos. Y por eso, todo abuso del cuerpo no sólo es un pecado contra la llamada original de la fe y un abuso de la fuerza sexual, sino que es además un ataque a los derechos del Señor, como si se tratara de su propio cuerpo. De este modo, se agudiza, en el tema de la castidad, la pertenencia corpórea, universal y total a Cristo.
Pienso que en este sentido vamos profundizando en el tema que nos compete, aunque más adelante ampliaremos un poco más la visión ética del texto, el camino por el cual nos queremos dirigir es éste que Walter Eugen nos propone en estos renglones anteriores, que en definitiva son los deseos de Pablo con la comunidad de Corinto, pues realmente son los mismos de Cristo. Pablo trasciende el concepto de organismo y más aún elimina ese dualismo que hasta la presente había hecho tanto mal, de cuerpo y alma y espíritu, conceptos que más adelante aclararemos; además nos invita a respetar nuestro cuerpo y a valorarlo, porque como irá a decir más adelante, somos templos vivos del Espíritu Santo.
2.1 Estructura del texto de 1Cor 6, 9-12
6, 9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales,
6, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
6, 11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. Glorificad a Dios en vuestro cuerpo.
6, 12 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas me convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.
Como lo mencionábamos en el primer capítulo, no es fácil dar una estructura exacta a la primera carta a los Corintios en general y un poco más complicado es sistematizar o decir radicalmente ésta es la estructura de estos versículos, ya que varían de acuerdo a la intencionalidad y al estudio requerido contextualmente. Sin embargo, tomaremos algunos de los esquemas más comunes y sencillos que se adaptan a nuestros intereses de investigación.
Este capítulo 6 tiene dos partes bien definidas. La primera (6, 1-11) expone cuál ha de ser la conducta de los cristianos en los roces temporales mutuos. No quiere que acudan a los tribunales paganos para dirimir sus propias lites, sino que solucionen sus problemas entre ellos mismos como personas racionales y hermanas en la fe. Esto en caso de que existan querellas entre cristianos, porque el ideal es que no existan, cediendo cada uno de sus derechos a favor del hermano. En la segunda parte (6, 12-20) trata sobre la pureza cristiana en materia sexual, acentuando la base teológica de la misma. Nuestros cuerpos son miembros de Cristo y un día han de resucitar por el poder de Señor. La fornicación es, pues, una verdadera profanación de la santidad debida al cuerpo cristiano, miembro de Cristo (v. 15), templo del Espíritu Santo (v. 19) .
Estructura y división temática de los versículos de nuestra investigación según algunos autores
INMORALIDAD Y CODICIA (5, 1- 6, 20)
• Un caso de excomunión: 5, 1
• No lleven a los tribunales a hermanos: 6, 1
• Sobre el libertinaje sexual: 6, 12 .
Otros los titulan diferente aunque conservan la misma división:
SUPERAR JUNTOS LOS CONFLICTOS (C. 5 Y 6)
• La comunidad es “masa nueva” 5, 1-13
• La fuerza histórica de los pobres 6, 1-11
• El cuerpo, lugar de la gloria de Dios 6, 12-20 .
La mayoría opta por la misma estructura de capítulos y versículos con diferentes nombre en cuanto a la temática:
PERTENECER A CRISTO (5, 1-7, 40)
Romper con los comportamientos heredados del pasado (5, 1-6,20)
a) ¿Necesita la Iglesia una disciplina? 5, 1-13
b) No a los procesos entre hermanos 6, 1-11
c) Cuerpo, sexualidad, libertad 6, 12-20 .
d)
Otros dentro de la división que hacen de toda la carta ubican estos versículos en las letras:
C. Los litigios ante los tribunales paganos (6, 1-11)
D. Malicia de los pecados sexuales (6, 12-20) .
Otros sólo la colocan así: Tres graves pecados atentan contra la comunidad. (5,1 a 6,20) .
Lo que sí podemos ver a simple vista es que, aunque tampoco hay contradicción, encontramos una separación temática en nuestra investigación al acercarnos a estos versículos del capítulo 6, 9-12 ya que precisamente el doce queda como introducción del siguiente tema y no como cierre de estos versículos del 1 al 11, da la impresión que más que de puente entre los dos “temas” es decir, 6, 1-11 y luego 6, 12-20 queda es como un anexo, que no desentona evidentemente, porque la temática es la misma, pero que exegéticamente hablando sólo debería aparecer 6, 1-11.
2.2 Estilo literario
Aunque la respuesta pareciera demasiado lógica es bueno preguntarnos acerca del estilo que Pablo utiliza en su Carta, pues en estos versículos de nuestro trabajo encontramos que más que una carta parecieran ser respuestas sueltas a las preguntas y problemas de la comunidad de Corinto. La división que hace la mayoría de autores de estos versículos coinciden en los temas tratados al respecto, ya que aunque son pocos los versículos cada uno tiene un objetivo específico, dar respuesta a algún problema concreto de dicha comunidad.
Por tanto hay diversidad de temas en cuanto “estilo literario” se refiere, por ejemplo: cuando el pleno corazón de la cultura griega o filosófica en la que todo tenía talante sabio y culto con justificaciones de alta gama intelectual, Pablo propone de manera hasta sarcástica, no son los agentes de pastoral el centro de unidad, pues el único es Cristo Jesús, además dice, la sabiduría de Dios se manifiesta en la cruz de Cristo y no en la sabiduría humana.
Pablo no utiliza, por lo menos en Corinto, imágenes majestuosas para anunciar a Cristo Resucitado, sino todo lo contrario se basa en la humildad y sencillez de Cristo como camino para vencer toda división, discordia y toda clase de dificultades que desvían al pequeño grupo de personas que querían seguir el camino de Cristo.
Los pobres, los esclavos y la mujer… que no tenían ni voz ni voto en la comunidad, Pablo los convierte en la Iglesia de Cristo, que poseen la sabiduría de Dios, son los preferidos por Jesús y los primeros en el reino de Dios. De manera que más adelante va a decir, ustedes son masa nueva, son el nuevo pueblo de Dios, y le va a dar a cada problema un sentido nuevo en Cristo. A los agentes de pastoral, a la persona humana como tal, cambia el sentido del cuerpo, ya no va a ser para el placer que era la concepción que se tenía en Corinto sino que el cuerpo va a ser el lugar de la gloria de Dios, puesto que cada uno de nosotros somos templos vivos del Espíritu Santo.
Pablo va a replantear la vida de los cristianos de Corinto, o por lo menos, de todos los que querían asumir el proyecto de Jesús, pues ya no van a vivir según la ley sino según la persona de Jesús, ya no van a vivir para el mundo sino para Dios, ya no es el vientre para la comida y la comida para el vientre, sino que somos de Cristo y para Cristo, y teniendo a Cristo como cabeza del cuerpo de la Iglesia, automáticamente se da un giro de ciento ochenta grados en todas las dimensiones de la vida humana y por supuesto va a primar la parte axiológica y los valores del reino.
Podemos citar acá los temas que rodean los versículos en cuestión, pues como decíamos anteriormente, para cada uno de estos temas o dificultades Pablo propone una solución y, tal vez exagerando un poco, para cada uno propone un estilo diferente de llegarle a la comunidad de manera sencilla, práctica y eficaz.
• En primer lugar, los “partidos”: después de la ida de Pablo, la comunidad se dividió, formando grupos simpatizantes de éste o de aquel agente pastoral que pasaba por la ciudad (1Cor 1, 10-12).
• En segundo lugar, las personas cerraron los ojos a un caso grave, el de alguien que vivía con la propia madrastra (c. 5).
• Tercero, la comunidad recurría a los tribunales paganos para resolver sus problemas. Se habían acostumbrado tanto a la opresión de los “intelectuales”, que no se sentían capaces de resolver, mediante el discernimiento y los criterios propios, los problemas y conflictos de la comunidad (cf. 6, 1-11)
• Cuarto, había entre ellos algunos que pensaban: “Podemos hacer cuanto queramos”; y con esto entregaban su cuerpo a la prostitución (cf. 6, 12-20) y destruían el cuerpo social que era la comunidad.
• Quinto, existían muchas veces dudas con respecto al matrimonio, al celibato, al divorcio, a la virginidad, a la esclavitud y a la viudez. Los Corintios escribieron una carta pidiéndole a Pablo que les ayudara a resolver estas cuestiones (c. 7)
• Sexto, se presentaba un conflicto en la comunidad entre “fuertes” y “débiles”, sobre todo en lo referente a la carne sacrificada a los ídolos pues, en Corinto, casi toda la carne que se vendía había pasado por los templo como ofrenda a los dioses. Entonces: ¿Se podía o no comer esta carne? ¿Qué dice Pablo sobre esto? (capítulos 8 al 10).
• Séptimo, la reivindicación de las mujeres. En vista de que los cristianos se reunían en sus casas para celebrar su fe, las mujeres pasaron a sumir funciones importantes en la comunidad. ¿Qué propondrá Pablo? ¿Dará valor al papel comunitario de la mujer?
• Octavo, la incoherencia en la celebración de la Eucaristía. La comunidad de Corinto había caído en la tentación de separar Eucaristía y compromiso solidario con los débiles (cf. 11, 1-34). Además de los cultos a otros dioses y la prostitución sagrada.
• Noveno, la cuestión de los carismas. Guiados por una sociedad injusta que privilegia a los poderosos y sabios, los corintios valoran sólo los dones extraordinarios, como si los pobres y los débiles no fueran, por sí solos, un don de Dios a la comunidad. La Carta ayuda a solucionar esta cuestión, dedicándole tres capítulos (12-14).
• Décimo, la cuestión de la resurrección de los muertos. Algunos afirmaban que no existía, reduciendo todo a esta vida pasajera. Pablo retomará la catequesis inicial, reafirmando la resurrección de Cristo como punto de partida para la resurrección de los muertos (c. 15) .
Y aunque se sabe que es la comunidad que más desvelos le va a costar a Pablo, porque hasta lágrimas derrama por ella, también encontramos que es la niña de los ojos de Pablo, precisamente, porque todo el esfuerzo que él hace en cada uno de estos puntos por dar solución a los mismos y ganarlos para Dios, lo logra satisfactoriamente.
2.3 Rastreo terminológico
Vale la pena aclarar la diferencia entre cuerpo, alma y espíritu, dimensiones esenciales del ser humano como tal, y que no se deben confundir con organismo, ya que el organismo es lo que está compuesto por los 28 elementos químicos que conforman la materialidad de nuestro cuerpo. Sin embargo, para Pablo cuerpo, alma y espíritu (cf. 1Tes 5,23) tienen una connotación y sentido más profunda que trasciende la visión griega y filosófica de su tiempo, de ahí la necesidad de aclarar un poco estos términos y otros que allí aparecen.
• El cuerpo en las cartas a los corintios
Pablo utiliza 91 veces la palabra soma = cuerpo; de ellas, 46 veces en 1Corintios. El soma no es solamente el elemento material del ser animado que es el hombre. 1Corintios 6, 13 – 7, 4; 12, 12-27; 15, 35-44 evocan lo que es el cuerpo: hace posible la existencia humana querida por Dios; realiza las posibilidades de vida del hombre, permite la unión sexual como expresión de la vida, que en cierto modo compromete al ser que él es y que representa; es el conjunto de la persona humana, su identificación y su realidad con sus valores y actividades; no es un elemento entre otros; describe al hombre puesto en situación y expresa sus posibilidades de relación y de solidaridad; raras veces significa el ser humano reducido a sí mismo.
Lo caracteriza la dinámica de la duración: es el hombre responsable de sus actos y de sus pensamientos, de su vida, de su todo, de su personalidad. Para Pablo, el hombre es un cuerpo animado y no un alma encarnada (H. W. Robinson, 1926). Este cuerpo, ese yo, se encuentra bajo control, bajo la animación de la psyche = alma, vida, yo mismo. Después de la resurrección, será puesto bajo el control y la animación del Pneuma = espíritu. Entonces recibirá su forma y su realidad definitiva, cuando la personalidad haya alcanzado y recibido su identidad entera.
Para Pablo el cuerpo expresa la permanencia viva del hombre en su identidad profunda, a través de los cambios que se producen en él, por él y con él. Es el hombre en su proximidad posible con Dios, mientras que la carne (sarx) es el hombre en su lejanía de Dios. Esta breve síntesis destaca varias diferencias con las antropologías modernas. La palabra española que más se le acerca es quizá la de persona comprendida bajo su aspecto visible, exterior, y al mismo tiempo, concebida al estilo de una habitación cuya ocupación se disputan dos fuerzas opuestas, la carne y el espíritu. Así, el cuerpo está habitado: templo de Dios (1Cor 6, 19) o cuerpo de pecado. A veces cuerpo puede traducirse con un pronombre personal: yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos, según los casos. Ofrecer su cuerpo es ofrecerse uno a sí mismo .
• Alma
Es el dinamismo energético interno que le permite al ser humano actuar por sí mismo reproduciéndose, asimilándose, agrediendo, agrupándose, sanándose. Es la totalidad de nuestro ser humano en su vida interior, interna. El alma se vale del cuerpo para expresar esas experiencias íntimas, el alma se entristece pero se refleja en la totalidad de nuestro cuerpo. Alma en hebreo es nefesh y en griego psique y se refiere a un principio o entidad inmaterial e invisible que poseen los seres humanos. Etimológicamente la palabra del latín ánima se usaba para designar el principio por el cual los seres animados estaban animados de movimiento propio .
• Espíritu
Del hebreo Ruah y del griego Pneuma, y es la totalidad del ser humano capaz de darse cuenta de quién es, y de qué es, y de trascender. Es la realidad fundamental que origina en el ser a los entes, el espíritu junto con el cuerpo y el alma nos permiten: pensar, amar, valorar, responder, simbolizar, crear cultura .
El término lo encontramos 146 veces en el corpus paulinum de las cuales solo algunas se refieren al Espíritu de Dios, y las demás no es claro que se refieran al espíritu humano. Pneuma es el principio que tiene su origen en Dios o que orienta a todo el hombre hacia Dios, junto con su cuerpo y su alma (Gál 5, 25). Se trata de la capacidad del ser humano para acoger los donde de Dios. Designa al hombre en su conciencia, en su facultad de percibir y entender. Conocer el interior del hombre (1Cor 2, 11) y percibe el testimonio del Espíritu Divino (Rom 8, 16). Algunos insinúan que pueda tener una función psíquica en el sentido moderno de la palabra (1Cor 7, 34; 2Cor 2, 13; Col 2, 5). En lo más íntimo de su ser, el hombre, sensible a la acción del Espíritu se deja transformar y su existencia terrena es asumida por el Espíritu de Dios convirtiéndose en ofrenda espiritual que sustituye el culto antiguo .
• Carne: Sarx
La palabra aparece 91 veces en el curpus paulinum y 6 en Hebreos. Es muy frecuente en el grupo de Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas (66 veces) con la preferencia en Romanos y Gálatas en las que aparece 44 veces. Es menos frecuente en las cartas de la cautividad (24 veces); aparece una vez en las pastorales y falta por completo en 1 y 2 Tesalonicenses. El término griego en los XXL generalmente remite al hebreo basar. Hay ciertas formas que denotan su origen bíblico. Por ejemplo, cuando se habla de “toda carne” para indicar en forma genérica a todos los seres humanos (cf. 1Cor 1, 29; Gál 2, 16; Mc 13, 20, Lc 3, 6; Gn 6, 12). Cuando Pablo dice en Gálatas 1, 16 que después de su experiencia cristológica (Gálatas 1, 15) no le pidió consejo “ni a la carne ni a la sangre”, quiere decir que no se dirigió a ninguna instancia humana solicitando orientación o ayuda para afrontar la nueva situación que le tocaba vivir .
La condición carnal del hombre parece a los ojos de algunos una inferioridad y hasta un mal. Este pensamiento depende muy indirectamente de la Biblia. Tanto para el AT como para el NT el hombre es carne, no en el sentido que esté compuesto de una “materia” (la carne o el cuerpo) animado por una “forma” (el cuerpo o el alma), sino en el sentido que se expresa a través de esta carne que es su cuerpo, lo que caracteriza a la persona humana en su condición terrena .
Podemos decir que el ser humano es un cuerpo viviente integral, de espíritu, cuerpo y alma, que dura en el tiempo y ocupa un lugar en el espacio y se construye en instrumento de relaciones y es capaz de actuar por sí mismo reproduciéndose, asimilándose, capaz también de crear cultura.
• Servidores: servir
La palabra servicio adopta dos significados en la Biblia, según designe la sumisión del hombre a Dios o la sujeción del hombre por el hombre bajo la forma de esclavitud. La historia de la salvación enseña que la salvación del hombre depende de la sumisión a Dios y que “servir a Dios es reinar”. En el AT es encontrado como servicio cultual u obediencia, servir a Dios es un honor para el pueblo con el que él ha hecho su alianza. En el NT servir Dios es servir a los hombres, Jesús utiliza los mismos términos de la ley y de los profetas (Mt 4, 10; 9, 13) para recordar que el servicio de Dios excluye cualquier otro culto y que en razón del amor que lo inspira debe ser integral. El Hijo muy amado fue enviado por Dios para coronar la obra de los servidores del AT (Mt 21, 33) .
• Conciencia
La Biblia no conoce una palabra propia para designar la conciencia sino a partir del contacto con el medio griego. En efecto, Syneidesis no aparece sino en Eclesiástico 10, 20 (fuero interno) y en Sabiduría 17, 10 (testimonio interior de la impiedad). Ausente de los evangelios, es empleada por Pablo. La Palabra Syneidesis no fue tomada por Pablo de fuente literaria alguna sino de la filosofía estoica y del lenguaje religioso de la época. Debía expresar a sus ojos el juicio reflejo y autónomo que requería la noción bíblica del corazón .
El paso de una noción a otra está sin duda alguna indicado en el consejo que se da a Timoteo: “Promover el amor que proviene de un corazón puro, de una conciencia sana y de una fe sincera” (1Tim 1, 5). El corazón, la conciencia y la fe son diversamente la fuente de la acción caritativa. Así, el creyente llega a la perfecta libertad. Mientras que para los judíos la ley imponía la ley sobre tal o cual manjar, entre tal o cual fiesta, para el cristiano “todo es puro” (Rom 14, 20; Tit 1, 15), “todo me está permitido” (1Cor 6, 12; 10, 23). La fe ha dado la “conciencia” (8, 1) que hace que se reconozca la bondad de toda criatura (3, 21-23; 8, 6; 10, 25ss). El cristiano que tiene una conciencia iluminada se halla, pues, liberado con respecto a las prescripciones rituales a la ley de Moisés: “Donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad” (2Cor 3, 17), una libertad que no depende del juicio de una conciencia ajena (1Cor 10, 29) .
• Debilidad
Carne, enfermedad, curación, fuerza, mujer, niño, pobres, poder, responsabilidad, viudas .
• Despreciados
Orgullo en el AT, y en el NT soberbia .
• Dios
La Biblia no contiene tratado alguno sobre Dios. No se retira ni se distancia como para describir un objeto, no nos invita a hablar de Dios, sino a escucharle cuando habla y a responderle confesando su gloria y sirviéndole. En el AT Dios es primero, desde el “principio” (Gn 1, 1; Jn 1, 1) existe Dios, y su existencia se impone como un hecho inicial que no tiene necesidad de ninguna explicación. En el NT tenemos el acceso a Dios a través de Jesucristo, Jesús se reveló, siendo uno con Dios Padre, de forma definitiva y total: habiéndonos hecho el don de su propio Hijo, ya no tiene nada que reservarse y no tiene menos de dar (Rom 8, 32). La certeza fundamental de la Iglesia, el descubrimiento que ilumina todo el NT es que con la vida, la muerte y la resurrección de Jesús ha realizado Dios su gesto supremo, y que ahora ya todo hombre puede tener acceso a él .
• Esclavo
En la Biblia la misma palabra significa a la vez servidor y esclavo. Es cierto que la ley acepta la esclavitud propiamente dicha como un uso establecido (Éx 21, 21); pero siempre tendió a atenuar su rigor, manifestando así su auténtico sentido del hombre. El hombre amo aunque es propietario de su esclavo no tiene derecho a maltratarlo (Éx 21, 20. 26).
Este problema de la esclavitud volvió a plantearse en las comunidades cristianas del mundo grecorromano. Pablo lo encontró particularmente en la comunidad de Corinto. Su respuesta es muy tajante: lo que importan ahora no es tal o cual situación social, sino el llamamiento de Dios (1Cor 7, 17ss). Así pues, el esclavo cumplirá su deber de cristiano sirviendo a su amo “como a Cristo” (Ef 6, 5-8) .
Israel liberado por Dios de la esclavitud volvía a recaer en ella si era infiel (Jue 3, 7; Neh 9, 35). Así aprendió que pecado y esclavitud van de la mano y sintió la necesidad que tenía de ser liberado de sus faltas (Sal 130; 141, 3). El NT revela todavía esta aflicción más profunda: desde que con Adán entró el pecado en el mundo todos los hombres están esclavizados interiormente y por el mismo hecho se doblan bajo el temor de la muerte, su inevitable salario (Rom 5, 12; 7, 13 – 24; Heb 2, 14).
La ley misma no hacía sino reforzar esta esclavitud. Sólo Cristo era capaz de romperla, puesto que era el único sobre quien no tenía poder el príncipe de este mundo (Jn 14, 30). A liberar a los pecadores (Jn 8, 36). Para romper las cadenas de la esclavitud consistió él mismo en adoptar una condición de esclavo (Flp 2, 7), una carne semejante a la del pecado (Rom 8, 3). Se hizo siervo no sólo de Dios, sino también de los hombres a los que de esta manera rescató (Mt 20, 28; Jn 13, 1-17) .
• Justificados
El AT plantea la justificación del hombre ante Dios a la vez como una hipótesis irrealizable y como una situación para la que ha sido hecho el hombre. Dios es justo, lo cual quiere decir que nunca le falta la razón y que nadie puede entrar en disputa con él (Is 29, 16; Jr 12, 21), pero esto quiere decir que, sabiendo de qué barro nos ha hecho y para qué comunión nos ha creado, no renuncia, precisamente en nombre de su justicia y por consideración con la criatura, a hacerla capaz de ser delante de él lo que exactamente debe de ser, justa.
La resurrección de Cristo es nuestra justificación (Rom 4, 25). Lo que no podía operar la ley y que, por el contrario, mostraba categóricamente descartado, es un don que nos hace gracia de Dios en la redención de Cristo (Rom 4, 25). En Cristo, Dios mostró su grandeza y su mérito, digo de justificar a todo el que invoca su fe en Jesús (Rom 3, 26) .
• Lavados
Agua, perdón, bautismo, puro, sangre .
• Liberto
“Hermanos, habéis sido llamados a la libertad” (Gál 5, 3): éste es uno de los aspectos esenciales del Evangelio de la salvación; Jesús vino a “anunciar a los cautivos la liberación, a devolverle la libertad a los oprimidos” (Lc 4, 18). Su intervención es eficaz para todos: paganos de otro tiempo, que se sentían regidos por la fatalidad y judíos que se negaban a confesarse esclavos (Jn 8, 33), pero también masa de hoy en día que aspira confusamente a la libertad total.
La libertad de Israel es sólo la prefiguración de la libertad cristiana. Cristo es quien instaura el régimen de la libertad perfecta y definitiva para todos, judíos y paganos, los que se adhieren a él en la fe y en la caridad. Pablo y Juan son los principales heraldos de la libertad cristiana .
• Pecado
Casi en cada página habla la Biblia de esta realidad a la que comúnmente le llamamos pecado. Los términos con que lo designa el AT son múltiples y están tomados de ordinario de las relaciones humanas: falta, rebelión, iniquidad, injusticias, el judaísmo añadirá el de deuda, del que también usará el NT; pero todavía más generalmente se presenta al pecador como quien hace el mal a los ojos de Dios, y al justo.
En la revelación bíblica donde se presenta a Dios como Padre de amor, de misericordia, en efecto la historia de la salvación no es más que la lucha continua por arrancar al hombre de su pecado por obra de Dios creador. El NT presenta a este siervo venido para librar al “hombre del pecado” (Is 53, 11) no otro que el Hijo propio de Dios. No debe, pues, sorprender que el pecado no ocupe aquí menos lugar que en el AT, y sobre todo que la revelación plena de lo que ha hecho el amor de Dios para acabar con el pecado, permita descubrir su verdadera dimensión y a la vez su papel en el plan de la sabiduría divina .
• Pedagogo
Pedagogía: Educación, ley. Su etimología está relacionada con el arte o ciencia de enseñar. La palabra proviene del griego antiguo παιδαγωγός (paidagogós), el esclavo que traía y llevaba niños a la escuela. De las raíces "paidos" que es niño y "ago" que es llevar o conducir. No era la palabra de una ciencia. Se usaba sólo como denominación de un trabajo: el del pedagogo que consistía en la guía del niño. También se define como el arte de enseñar. Ha de señalarse que relacionada con este campo disciplinar está la andragogía .
• Poder
En todas las religiones es el poder un atributo de la divinidad. La fe cristiana formula así el primer artículo de la revelación bíblica: “Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra”, esta fórmula indica tres aspectos de la omnipotencia del verdadero Dios: es universal, pues Dios creó todas las cosas (Gn 1, 1; Jn 1, 3); es amante, pues Dios es el Padre que está en el cielo (Mt 6, 9); es misteriosa, pues sólo la fe puede discernirla en todas sus manifestaciones, a veces desconcertantes, y abrirse a su acción salvadora (1Cor 1, 18; 2Cor 12ss).
La omnipotencia de Dios se despliega en la historia de la salvación de la humanidad. Son muchas las citas bíblicas donde encontramos la manifestación del poder de Dios. Yahvé Dios de Israel que lo libera y lo lleva a la tierra prometida. El poder del Salvador y de su Siervo. El poder del Espíritu Santo de los que creen en Cristo .
2.4 Acercamiento al texto
Los corintios están lejos de ser prefectos, sus oposiciones no son solo de orden doctrinal ni recaen sólo sobre las personas: Pablo, Cefas, Apolo. Se traducen también en la ambición, en la pasión por ganar, en la afirmación de sus propios derechos en detrimento de los otros. Esas rivalidades en los negocios tienen grandes consecuencias: se maquinan procesos ante los tribunales paganos. Por ello resultan inexistentes el amor entre hermanos y la ayuda mutua que deberían prestarse. Nadie está dispuesto a respetar al hermano como tal, desde que discute con él por cuestiones económicas .
Otro problema, ya abordado en 5, 9-10, se concreta más aún aquí: ¿Es competente la Iglesia para tratar de negocios, y hasta de los procesos que pueden nacer entre sus propios miembros? Pablo debió haber hablado ya de ello, como dejan suponer los cinco “¿no sabéis?” (6, 2.3.9.15.19). El pensamiento del apóstol es claro: los cristianos no deberían entablar ningún proceso, ni mucho menos entre hermanos. Si surgen discusiones, que arreglen entre ellos sus asuntos. El término de injustos aplicado a los paganos y el de santos aplicado a los cristianos no deben inducirnos a engaño; es una manera de designar a los no creyentes, pero le permite a Pablo hacer un juego de palabras: es el colmo hacer que los injustos nos hagan justicia .
¿Por qué deben los cristianos mantener su propia jurisdicción?
a) Las asociaciones griegas o la sinagoga helenista tenían sus propias jurisdicciones. Por tanto, no resulta sorprendente aconsejar esto a una comunidad mixta judía y griega.
b) Pablo tiene una motivación más profunda: de 5, 12 a 6, 3, el verbo “juzgar” aparece siete veces. Apelar a un juicio no es para Pablo un simple recurso jurídico. Los cristianos están destinados a asociarse a Cristo glorioso cuando vuelva (Mt 19, 28; Dn 7, 22).
He aquí el razonamiento del apóstol: si estáis destinados a juzgar al mundo y a los ángeles (6, 2.3), ¿por qué no tomar entonces al más pequeño de los miembros de la comunidad para hacerlo juez y árbitro de vuestras causas (6, 2.3.4.5)?
c) Pablo no desprecia a los tribunales romanos. La forma en que él mismo acudió personalmente a ellos (Hch 16, 36-39; 22, 25-29; 25, 10-12; Rom 13) demuestra la competencia y el valor de estos tribunales en los asuntos de este mundo.
d) Pero Pablo quiere destacar en 6, 1-11 algo que los corintios no han captado: las implicaciones profundas de su pertenencia a Cristo. En efecto, desde el momento en que son tratadas por los creyentes, las cuestiones de dinero no son solamente “negocios” en el sentido corriente y financiero de la palabra. Los que habrán de pertenecer al tribunal de Cristo, tienen que llevar una vida tan recta que no tengan que acudir de hecho ante ningún tribunal .
Lavados, santificados, justificados (6, 9-11)
Con la doble mención del Reino de Dios, Pablo cita una fórmula que ha recibido de la primitiva Iglesia y que se encuentra ampliamente atestiguada en todas las capas de pensamiento del cristianismo primitivo: “Los injustos no heredarán el reino de Dios”. Pablo la desarrolla mencionando el catálogo de vicios y de virtudes. Se señalan 11 catálogos de vicios: Rom 1, 29-31; 13, 13; 1Cor 5, 10-11; 6, 9-10; 2Cor 12, 20; Gál 5, 19-21; Ef 5, 3-5; Col 3, 5; 1Tim 1, 9-10; 2Tim 3, 2-4; Tit 3, 3. Y 10 catálogos de virtudes: 2Cor 6, 6-10; Gál 5, 22-23; Ef 4, 2.32; 5, 9; Col 3, 12; 1Tim 4, 12; 6, 11; 2Tim 2, 22; 3, 10 .
Esta conclusión un tanto sombría no es en realidad tan negativa; está destinada a destacar por contraste la obra ya realizada por Cristo entre los corintios. Este contraste está subrayado vigorosamente por tres “pero” sucesivos. Pero habéis sido lavados (bautizados), pero habéis sido santificados (comunión), pero habéis sido justificados (entrada en el camino por donde se manifiestan los dones del Espíritu). Es el segundo empleo del verbo “justificar” en 1Cor; el primero está en 4, 4. La fórmula “en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios” recuerda a los autores de la salvación y no reduce estos tres actos de Cristo a ser tan solo actos pasados. Los tres “pero” y la mención del Espíritu dan un valor actual, casi existencial, dotado de una fortísima eficacia presente, a lo que hace y hará Cristo por los corintios .
Cuerpo, sexualidad y libertad (6, 12-20)
En estos versículos el apóstol distingue el cuerpo de la carne (la diferencia de estos dos términos la encontramos a lo largo del trabajo). Mientras que el cuerpo (soma), una constante de la personalidad, representa la persona humana en su posible proximidad a Dios, la carne (sarx) expresa la debilidad humana del hombre en su distancia con Dios, en su pecado. Habla luego de la prostitución y del libertinaje. En tiempos de Pablo, la Corinto romana reconstruida por César en el año 49 a. C., no tenía ya las diez mil sacerdotisas de Afrodita, que servían a la prostitución sagrada del templo de la diosa antes de la destrucción de la ciudad en el año 146 a. C., según una afirmación dudosa de Estrabón.
Se trata ahora de un puerto que no es ni mejor ni peor que los demás puertos y de un libertinaje que no tenía nada de sagrado. Al respecto el pensamiento de Pablo es muy sencillo: el comportamiento del cristiano tiene que derivarse de la vida nueva en Cristo, ya comenzada; el cuerpo compromete a la persona entera; las relaciones sexuales son el signo de esta unidad; no hay un alma salvada y un cuerpo para el que todo está permitido. Todo es creación de Dios. De ahí la conclusión: “Vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo; no os pertenecéis a vosotros mismos; alguien ha pagado el precio de vuestro rescate; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo .
2.5 ¿Cuál es la finalidad de Pablo?
La finalidad de Pablo al escribir, a los hijos queridos de la comunidad de Corinto, es dar respuesta a todos los problemas que tenía la comunidad, pues como lo hemos mencionado a lo largo de esta investigación, una de las principales características de la Carta es la diversidad de temas de la misma ya que son, al mismo tiempo, todos los problemas por los que está pasando el grupo de cristianos y que Pablo a través de un racionamiento típicamente cristiano-pastoral busca explicar de la forma más pedagógica, breve y práctica el mensaje de Jesús resucitado y lo que esto implica en la vida de cada uno de ellos.
Los cristianos de Corinto no habían entendido muy bien qué significaba realmente ser cristiano, más aún, se aprovechaban de la frase que Pablo les había propuesto de que todo me está permitido y lo que ellos no entendían era que no todo nos hace libres y auténticos hermanos de Cristo, pues no los justificamos, sin embargo, dejar sus dioses y todo la relativización de los valores en su vida y en su integridad personal que les traía servir a sus dioses, no va a ser nada fácil dar el paso y asumir el compromiso y el comportamiento cristiano, ya que además de ser paradójico en cuanto que deben seguir sólo a un Dios y no precisamente bajo el goce de los sentidos. A estos hermanos en la fe es que san Pablo se dirige y su finalidad es la de reconocer a Jesús resucitado en la comunidad, en las relaciones interpersonales y en la vivencia personal de los valores del reino que en definitiva sólo se dan en una total configuración con Cristo.
III. RELACIÓN ETICO-BÍBLICA Y APLICACIÓN PASTORAL
Es conocida la apatía y los deseos de la humanidad de realizar su proyecto de vida y de búsqueda de la felicidad sólo a través de la racionalidad y de sus fuerzas meramente humanas, desplazando al trascendente, Dios o cualquier forma de creencia, creyéndose autosuficientes y autónomos a la hora de tomar decisiones sobre su cuerpo, alma y espíritu, y en general sobre lo más sagrado que todo ser humano tiene: la vida.
Desde este punto de vista san Pablo nos aporta muchos elementos antropológicos en cuanto a la persona humana se refiere, ya que hace toda una nueva valoración del cuerpo humano y de la forma de concebir la naturaleza de la persona y la relación que ésta pueda establecer con Dios, pues si antes éramos esclavos de las pasiones bajas y de las inclinaciones perversas, con el bautismo hemos sido regenerados y somos hombres nuevos e hijos de la luz.
Dando así una visión diferente y positiva del organismo y del cuerpo (la diferencia entre cuerpo y organismo ya está presentada en la página 30); pues ahora el cuerpo no es para el placer como se concebía antiguamente en la comunidad de Corinto, sino que esta maravillosa convicción de Pablo de que todo me está permitido pero no todo me conviene, aclara y nos muestra el camino por donde todo cristiano ha de seguir su itinerario espiritual; puesto que, como lo va a decir más adelante, cerrando este apartado y sellando con broche de oro cualquier ambigüedad filosófica, dice: “ El cuerpo no es para la inmoralidad sexual, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo”.
Tal como el lápiz es para escribir, y la cuchara es para tomar sopa, así nuestro cuerpo es para el Señor. Trate de escribir con una cuchara o tomar sopa con un lápiz. Así el cuerpo no es para la fornicación. Cuando nos convertimos a Cristo, ya no usamos nuestro cuerpo para cometer actos sexuales inmorales, sino lo usamos para servir al Señor. El Señor es “para el cuerpo” en el sentido de que él lo creó y lo sostiene por medio de proveer su alimento físico y espiritual.
Dios destruirá tanto al uno como al otro: al estómago y a la comida. Nuestros deseos no son eternos. Todos estos apetitos y sensaciones inferiores serán destruidos cuando muramos y no existirán en nuestro cuerpo resucitado, y también la tierra y toda la comida que ella produce será quemada en el día final. “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?”. Nuestros cuerpos físicos son partes espirituales del cuerpo de Cristo, (1Cor 12, 12-27). ¿Debemos quitar o “agarrar” nuestro cuerpo que es parte del cuerpo de Cristo, y unirla a una prostituta? ¡De ninguna manera! Cuando cometemos fornicación, estamos uniendo un miembro del cuerpo santo y puro de Cristo y haciéndolo parte del cuerpo de una prostituta.
¿No saben que cuando un hombre se une a una prostituta se hacen los dos un solo cuerpo? Existe una unión entre Cristo y el cristiano. Cuando somos bautizados en la fe, somos unidos a Cristo (Gál 3, 27). Cristo está en nosotros y nosotros en él. Somos una carne, y un cuerpo con Cristo. Tal como la cabeza está unida al cuerpo, Cristo y los cristianos forman un cuerpo. Si nos unimos con una prostituta, formamos un cuerpo con ella. “Los dos serán una sola carne”, (Gén 2, 24). James MacKnight comenta sobre esta frase: “Serán uno en inclinación e interés, y emplearán a sus cuerpos como si fueran animados por un alma. . .
Rendimos nuestro cuerpo para ser empleado en complacer sus inclinaciones sexuales”. Antes de fornicar, existen dos cuerpos distintos y separados, pero el acto de fornicación hace un solo cuerpo de los dos. “El que se une a una ramera “, no se refiere al matrimonio, sino al acto sexual de cometer fornicación. Lenski dice: “El que se une con una ramera se hace lo mismo que ella en su vicio degradante.
Voluntariamente, toma parte en la suciedad de la prostituta”. Cuando nos unimos con Cristo, no solamente formamos un cuerpo, sino también formamos “un espíritu” con Cristo. Somos “uno en espíritu”. Es decir que ahora existe una unión cercana e íntima entre Cristo y nosotros. Estamos unidos en sentimiento, intento y disposición. Ya que la unión de almas es más importante y más perdurable que la unión de cuerpos, no es apropiado que rompamos ese vínculo sagrado por medio de unirnos con una prostituta. Lenski comenta: “Nuestra unión con Cristo, aunque incluye nuestros cuerpos, realmente es una unión de espíritu y solamente de esa manera incluye la unión de nuestros cuerpos”.
Pablo nos manda, “Huid de la inmoralidad sexual “. La palabra “huir” significa “huir o evitar por medio de correr” (Thayer). Si queremos evitar la fornicación, no debemos quedarnos fijos para resistir la tentación, sino huir tal como lo hizo José cuando la esposa de Putifar trató de seducirlo, (Gn 39, 12). El hombre no puede razonar o argüir con el pecado de fornicación. Podemos huir de ella, o seremos atrapados por ella. Un poeta griego escribió que huir de la fornicación es como escapar “de un amo loco y furioso”. Cada cristiano debe desarrollar el hábito de huir cuando se presenta la oportunidad de fornicar.
“Cualquier otro pecado que el hombre comete está fuera del cuerpo, pero el fornicario peca contra su propio cuerpo”. Puesto que emborracharse y otros vicios semejantes en verdad hacen daño al cuerpo, ¿cómo es que estos pecados están fuera del cuerpo? Cuando se emborracha o comete otros pecados, “el cuerpo no es el instrumento, sino el sujeto. Pero en el acto de fornicación, el cuerpo es el instrumento de ese pecado, y es rendido a otro ser humano interiormente y exteriormente” (Vincent).
Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, y al fornicar profanamos el templo del Espíritu Santo. “Tal como Dios habitaba dentro el tabernáculo Mosaico, y en el templo de Salomón, así el Espíritu habita en el alma del cristiano genuino. Y tal como en el templo, y todos sus utensilios fueron santos, separados de todo uso común y profano, y dedicados completamente al servicio de Dios, así los cuerpos de los cristianos genuinos son santos, y todas las partes de su cuerpo deben ser empleados solamente en el servicio de Dios”, (Adam Clarke).
“Pues habéis sido comprados por precio”. Tal como el amo compró a su esclavo por una cantidad de dinero y se volvió su propiedad exclusiva, así nosotros fuimos comprados mediante la sangre de Cristo, —somos su propiedad, (1P 1, 18, 19). Tal como el esclavo dedica su vida para complacer a su amo, así el cristiano debe emplear su cuerpo al servicio de su Señor. “Por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo”. Vivimos para honrar a Dios. Glorificamos a Dios cuando nuestra vida brilla con pureza. Glorificamos y honramos a Dios con nuestros cuerpos, cuando los presentamos como sacrificio vivo, santo, y agradable a Dios (Rm 12, 1). Cada parte de nuestro cuerpo debe honrar a Dios: nuestra boca, oídos, manos y pies .
Ahora, como aplicación pastoral, si realmente le diéramos un trato ético, moral, religioso, cristiano, digno, nos evitaríamos tantas enfermedades y no sólo en la parte afectiva o enfermedades de trasmisión sexual que también son causantes en un alto porcentaje de la muerte de muchas personas en el mundo, sino a nivel general e integral nos respetaríamos más interiormente y exteriormente, y hasta el planeta lo cuidaríamos como la casa de la vida donde habita y reposa nuestro cuerpo.
Pues los medios de comunicación a diario nos presentan desde las cosas más sencillas e insignificantes que la gente hace con su vida “cuerpo”, hasta las salvajadas más grandes donde se relativiza el valor de la vida misma; ahora la persona en su totalidad es manipulada en su integridad de acuerdo a los intereses personales y porqué no, hasta sociales y políticos con tal de sacar tajada así sea hasta de un comercial.
Total, hoy al hacer una lectura crítica de nuestra sociedad y de la persona humana a la luz de este texto bíblico de san Pablo a los corintios en estos versículos que hemos venido profundizando, encontramos muchos aspectos que pueden ayudar en la vida de cualquier persona, en nuestra vida de fe, en nuestra labor pastoral y en general en cada uno de los contextos donde nos desempeñamos como cristianos, ya que debemos en este proceso de configuración con Cristo, ir asumiendo las actitudes, principios y comportamientos propios de Jesús.
3.1 Relación ética, moral y vida cristiana
Reconocemos la importancia de una concatenación en el ejercicio de vivir como personas humanas, pues se entrelazan y más aún necesariamente unas presuponen o están implícitas en las otras, por ejemplo: todo buen cristiano debe tener necesariamente elementos propios de la moral, una persona que tenga un comportamiento ético tiene principios de la moral y toda vida cristiana asumida con fidelidad y compromiso refleja comportamientos éticos, morales y propios de la persona de Jesús. Sin embargo, vamos a hacer un pequeño acercamiento a los términos para clarificar conceptos y quedarnos con la riqueza de cada uno de ellos en nuestra vivencia y labor apostólica.
Ética
Es el estudio sistemático de la moral, de la teoría de la moral. Así como una cosa es la belleza, impresa en las obras de arte, y otra distinta la estética, que estudia el fenómeno de la belleza del mismo modo una cosa es la moral, manifiesta en las costumbres y normas de comportamiento, y otra diferente la teoría que la estudia. A esta teoría la denominamos ética . Hans Küng propone la ética como la doctrina filosófica o teológica sobre los valores y las normas que han de regir nuestros proyectos y acciones .
Augusto Hortal nos da una definición más en el campo de lo profesional cuando dice: en el mundo de las especializaciones científicas la ética tiene necesariamente que establecer un diálogo interdisciplinar que afecta a todas las disciplinas sin quedar agotado por ninguna de ellas . Adela Cortina también nos da un concepto válido para nuestra investigación, según ella la ética es, pues, el tipo de saber que pretende orientarnos en la forja del carácter, de modo que, siendo bien conscientes de qué elementos no está en nuestra mano modificar, transformemos los que sí pueden ser modificados, consiguiendo un buen carácter, que nos permita hacer buenas elecciones y tomar decisiones prudentes .
En este contexto podríamos citar “mil definiciones” dependiendo de la inclinación o de la rama o disciplina por la cual nos inclinemos y hacia la cual nos propongamos dirigirnos. Sin embargo, para nuestro trabajo y nuestra especialización (con esta definición nos hemos quedado como idea central de qué es la ética teológica a la hora de enfrentar un diálogo con cualquier otra ciencia, disciplina o saber crítico y analítico) tomamos una definición entresacada del libro Moral de actitudes de padre Marciano Vidal la cual hemos formulado así: es un saber crítico y analítico que estudia el comportamiento moral de los cristianos a través de la interdisciplinariedad, con bases específicamente filosóficas o racionales.
Moral
Podemos definir la moral como el conjunto de reglas o normas de comportamiento en que se establece la distinción entre lo bueno y lo malo como criterio de perfección humana. En el plano más simple, se encuentran las costumbres o tradiciones y las formas de convivencia: prácticas religiosas, económicas, procreativas, jurídicas, educativas, etc. Por encima de ellas se hallan los valores, que cumplen las funciones de principios universales: justicia, amor, verdad, etc. .
La moral tiene que ver más con la práctica de las buenas costumbres, y por eso aunque los términos ética y moral signifiquen lo mismo etimológicamente, y aunque en el lenguaje ordinario los empleemos con igual significado, hemos dado en llamar ética a la filosofía moral, y moral, a secas, a ese saber que acompaña a la vida de las personas haciéndolas prudentes y justas. Se trataría de distinguir como dice Adela Cortina citando a Aranguren, entre la moral vivida (moral) y la moral pensada (ética) .
De manera pues que aunque en el colectivo de la gente está la moral como un conjunto de normas y leyes que controlan y prohíben muchos comportamientos humanos, no tanto es eso, sino que debemos trascender este concepto erróneo, ya que la moral hace parte de nuestra estructura ontológica como personas, todo ser humano es moral por naturaleza y la moral es la herramienta que nos ayuda a moderar nuestros comportamientos, haciéndonos felices junto con la ayuda de la ética, lo que sí debemos aclarar es que hay personas inmorales con respecto a determinado código moral, pero no existen personas amorales.
Al igual que todo concepto y gracias a la interdisciplinariedad de las mismas ciencias la definición de moral se puede afrontar desde diversas perspectivas, ya que su ámbito abarca desde el sentido humano, pasando por la filosofía hasta una postura más religiosa. En términos amplios, desde el punto de vista filosófico, se trata de aquel conjunto de creencias y valores que dictan normas y costumbres que guían el actuar de las personas hacia el bien, del conjunto de creencias que permiten distinguir entre el bien y el mal al realizar un determinado acto .
Leonardo Boff al respecto no suele compartir los conceptos ética y moral como sinónimos, sin embargo, tampoco deja de ser sólo cuestión de lenguaje, ya que en la práctica vienen siendo lo mismo siempre que busquen el bien personal y comunitario de la humanidad. Tratemos de aclararlo. En el lenguaje corriente e incluso culto, ética y moral son sinónimos. Así decimos: \"aquí hay un problema ético\" o \"un problema moral\". Con eso emitimos un juicio de valor sobre alguna práctica personal o social, si buena, mala o dudosa. Pero profundizando la cuestión, percibimos que ética y moral no son sinónimos.
La ética es parte de la filosofía. Considera concepciones de fondo, principios y valores que orientan a personas y sociedades. Una persona es ética cuando se orienta por principios y convicciones. Decimos entonces que tiene carácter y buena índole. La moral forma parte de la vida concreta. Trata de la práctica real de las personas que se expresan por costumbres, hábitos y valores aceptados. Una persona es moral cuando obra conforme a las costumbres y valores establecidos que, eventualmente, pueden ser cuestionados por la ética. Una persona puede ser moral (sigue las costumbres) pero no necesariamente ética (obedece a principios) .
La moral no es simplemente un conjunto de reglas para guiar nuestra conducta. Es eso, pero es mucho más que eso. Lamentablemente mucha gente cree que la moral es una serie de impedimentos arbitrarios al disfrute de la vida, una serie de "no's" que Dios se inventó para fastidiarnos. Nada más lejos de la verdad. La vida moral, para decirlo de forma bien sencilla, es la vida del amor: el amor a Dios y el amor al prójimo. Pero el amor no es algo sin forma, necesita un rostro bien definido. Los mandamientos y las virtudes configuran el rostro del amor, pues nos dicen qué constituye amor auténtico y qué no.
¿Y qué es el amor? El amor es sencillamente desear y hacer (en la medida de lo posible) el bien al prójimo y a uno mismo. ¿Y qué es el bien? El bien es aquello que llena las verdaderas necesidades de la persona y la plenifica. ¿Y qué es la persona humana? Nos damos cuenta entonces de que la pregunta sobre la moral nos remite a la pregunta sobre la persona. No hay visión auténtica de la moral sin visión auténtica de la persona. La moral se funda en la persona humana, más concretamente, en su dignidad. En términos de la dignidad de la persona, la moral es el modo de ser y vivir que respeta y promueve la dignidad de la persona humana.
En el ámbito de la fe, la dignidad de la persona humana es el fundamento inmediato de la moral, y Dios, el Creador de la persona humana, es el fundamento último de la moral. "Último" aquí no significa el final de una serie de cosas, sino lo más importante, el fundamento de los fundamentos . A pesar de las discusiones éticas y morales, de orden conceptual y discursivo, buscamos rescatar la relación propiamente dicha a la hora de interactuar como personas racionales que a pesar de sus diferentes formas de ver y vivir en cada cultura y contexto diferentes solemos encontrarnos en nuestros comportamientos y actitudes que hacen de nuestras vidas algo distinto y único que nos hace diferentes pero a la vez de la misma calidad humana.
Vida cristiana
Cuando hablamos de vida cristiana hacemos explícitamente referencia a los hechos que vivió Jesús durante su existencia han sido la base para la fundación del cristianismo y el establecimiento de una nueva cronología a partir de su nacimiento. Para los cristianos, se trata del hijo de Dios nacido de la Virgen María. Los relatos de la Biblia constituyen la principal fuente de información sobre su vida y responden a la interpretación que hace la Iglesia cristiana, una visión que establece las creencias sobre Jesucristo y su papel. El cristianismo se centra en vivir de acuerdo con los valores que Cristo enseñó y han marcado la cultura occidental a lo largo de toda su existencia .
Sin reducir la vida cristiana sólo a estos pasajes bíblicos, me atrevería a fundamentarla en la Carta de San Pablo a los Gálatas en estas dos citas: “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (4, 19). “Y ya no vivo yo, sino que en mí vive Cristo. Y si ahora vivo en la carne, vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí” (2, 20), ya que son el centro y culmen de la vida cristiana.
En esta relación que intentamos hacer acerca de los tres conceptos (ética, moral y vida cristiana) podemos decir que toda vida cristiana debe estar permeada por la ética y por la moral, ya que la persona toda entera: mente, voluntad y corazón, configurada con Cristo muerto y resucitado proyecta y deja ver en las relaciones interpersonales un comportamiento dignos y acordes de la persona humana que razona, piensa y tiene siempre conciencia, libertad y responsabilidad para responder por sus actos. Aunque no necesariamente toda ética y moral están permeadas por la vida cristiana, sí podemos decir que siempre se van a encontrar los principios de las mismas en toda vida humana, ya que Cristo lo fue como cualquiera de nosotros y las tres buscan la felicidad de las personas a través de las buenas costumbres, la justicia, la paz, el amor y respeto, como lo hizo y lo enseñó Jesús.
3.2 ¿Desorden moral o falta de amor fraterno?
En el recorrido que llevamos hasta el momento en este capítulo 6 y versículos del 9 al 12, sin miedo a equivocarnos podemos decir que las dos clases de conducta se encuentran en la comunidad de Corinto, tan sólo que por malas interpretaciones y tabú de nuestra religión cristiana frente a la parte sexual se hace más notorio el desorden moral que la falta de amor fraterno, y no tan solo eso sino también la injusticia, la falta de caridad, la falta de solidaridad y los rezagos de la ley que en estos neo-conversos creaban la ambivalencia y la ambigüedad proyectando y creando desunión y todos los problemas que hemos mencionado al respecto a lo largo de nuestra investigación.
Sabemos que no es fácil para los neo-conversos asimilar todos los principios y valores cristianos de un día para otro, y más aún, en una cultura cuna de la filosofía donde todo tenía una razón y justificación a la hora de asumir ciertos comportamientos y estilos de vida en la comunidad; sin embargo, esto no aprueba y justifica que cada uno quiera hacer de su vida y con su vida lo más conveniente y acomodar la nueva vida en Cristo de acuerdo a su forma de pensar y de vivir culturalmente, pues el llamado de atención fuerte que encontramos aquí (6, 9-12) es precisamente porque en la comunidad de Corinto se encontraban personas con problemas y toda clase de relativismo que se reflejaba en estos comportamientos que el apóstol menciona:
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. Glorificad a Dios en vuestro cuerpo. Todas las cosas me son lícitas, mas no todas me convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.
Al leer el texto da la impresión de que Pablo está hablando herméticamente a los Corintios de ciertas actitudes en especial, las allí mencionadas, sin embargo, por lo menos eso creo yo, Pablo está haciendo referencia es al relativismo en que viven, ya que para algunos da lo mismo bautizarse en nombre de Jesucristo y continuar el mismo estilo de vida que llevaban cuando vivían bajo la ley, para otros el pertenecer al grupo de los cristianos tenía otras conveniencias y otros intereses mas no el vivir en unidad y amor como hermanos en la fe. Pablo los invita a dejar su pasado atrás y a asumir el estilo de vida de Jesús, transparentándolo en cada uno de sus comportamientos.
3.3 ¿A todos se les puede aplicar el mismo juicio ético?
La gravedad de cada caso y la parvedad de materia en cada uno de ellos siempre nos deben llevar a confrontarnos con la persona de Jesús y con su Palabra a la hora de proceder cristianamente, pues por cultura o malicia indígena casi siempre “la culpa es de la vaca”, y muy pocas veces nos colocamos en los zapatos de la otra persona, cayendo en aquella observación que hace Jesús en el Evangelio de san Mateo a los fariseos de su tiempo: “Hagan lo que dicen pero no hagan lo que hacen porque ellos nunca hacen lo que dicen”.
No se le puede aplicar a todos los casos el mismo juicio ético y moral ya que aunque pertenecen a la comunidad de Corinto y todos quieren asumir en su vida el proyecto de vida de Jesús, no todos comprenden y asimilan de la misma forma el mensaje y la persona de Jesús.
Tan sólo por hacer mención de uno de los casos allí narrados, como lo es el de las relaciones sexuales, eran: ¿de incesto, de pedofilia, de necrofilia, de homosexualidad, de violación?.., pues ante cada uno de ellos tendríamos que asumir una posición y aunque ninguno es ni será aprobado como bueno para el bienestar físico, psicobiológico de la comunidad, cada uno tiene su contexto y su parvedad.
Además, la posición que debemos asumir como agentes de pastoral, con base en los principios éticos, morales y cristianos no es de condenar y excluir, por el contrario hoy más que nunca debemos presentar el rostro misericordioso de Dios, rescatar siempre a la persona y evitar el pecado, es decir, optar por la persona humana integral, y más aún desde este planteamiento que Pablo nos propone para rescatar la dignidad y el valor de nuestro cuerpo, de buscar caminos y salidas que favorezcan a la persona y a la comunidad en general; de interactuar interdisciplinariamente, pluriculturalmente… donde no busquemos culpables sino soluciones a la luz del evangelio y del amor misericordioso de Dios.
3.4 ¿Qué nos aportan estos versículos a nuestra vida de fe?
Son muchos los aspectos positivos que estos versículos nos aportan a nuestra vida de fe, como lo son la nueva visión del cuerpo, la nueva vida en Cristo, actitudes y comportamiento de los cristianos, la justificación, la acción del Espíritu Santo en nuestras vida, la muerte y resurrección de Jesús como rescate por nuestros pecados, no todo lo humanamente posible es ética, moral y cristianamente aceptable, pues ser cristiano es transparentar los valores del reino configurando nuestra vida con Cristo, leyendo los signos del tiempos y dando respuesta a los mismos como lo hizo Jesús en su tiempo, pues a medida que los tiempos han cambiado, se ha cambiado de escenario y hasta de público, pero el mensaje de amor, paz y bien sigue siendo el mismo.
Solo por hacer énfasis en algunos de estos términos mencionados, se hace referencia a la teología del cuerpo o teología de la corporeidad, pues en el ambiente cultural griego, en el cual no se consideraba nunca el cuerpo como sujeto de un compromiso religioso, tuvo que resonar con sorpresa la exhortación de Pablo: "Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo" (1Cor 6,20). Pablo insiste en ello con vigor y, antes de bajar a ejemplos concretos, hace de esta verdad una cuestión de principio: para él existe una verdadera teología de la corporeidad (cf. 6,12-20).
Para comprenderla hay que precisar el nuevo concepto de cuerpo implícito en ella, que quizá le inspiraran a Pablo sus largas meditaciones sobre la resurrección de Cristo. El cuerpo no es una envoltura del alma, sino que, más generalmente en la línea de la concepción global del hombre típicamente semita, se refiere a todos los elementos que componen la persona, tanto a los materiales como a los que escapan a un control tangible, como el pensamiento y las decisiones de la voluntad.
El cuerpo coincide de hecho con toda la persona. Pero es la persona vista en la historia, en el tiempo y en el espacio, en relación con las demás personas y en relación con el ambiente en que vive. El cuerpo indica para Pablo la persona en su concreción relacional. Es comprensible entonces el alcance de una afirmación que constituye el núcleo de la teología paulina de la corporeidad: "El cuerpo no es para la lujuria, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo" (6,13).
Unido estrechamente a Cristo mediante el bautismo, el cristiano está permanentemente referido a Cristo en toda su concreción relacional, y el mismo Cristo está en relación con el cristiano en toda la extensión de la vida. Pablo recogerá este concepto en la carta a los Romanos cuando hable de un ofrecimiento de los "cuerpos" (Rom 12,1), en el que se practica la liturgia de la vida. El "Señor" tiende a entrar en todos los detalles de la vida concreta, haciéndolos suyos; el cristiano, adhiriéndose al "Señor", vive siempre y en todas partes, sin solución de continuidad, al unísono con el Espíritu del Señor que lo guía: "El que se une al Señor es un solo espíritu con él" (6,17).
De este modo, en esta reciprocidad de influencia, de pertenencia sin límite y sin excepciones, entre Cristo y él, es posible —y lo es en sentido asertivo y exclusivo— para el cristiano glorificar a Dios en su propio cuerpo. Esta afirmación de fondo es ilustrada por Pablo con algunos ejemplos prácticos, que son precisamente los que los corintios sometieron por escrito a su consideración .
Pues las observaciones que Pablo les hace a cada uno de los hermanos de Corinto, creo que nos sirven a nosotros ya que también hoy nos encontramos en mundo relativizado, ambiguo y donde reina la confusión de ideas, creencias y falsos dioses: dinero, sexo, pleitos, borracheras…, a ellos les escribió Pablo estas cosas para que se avergüencen y reformen su conducta. Y en verdad es vergonzoso llevar a nuestros hermanos en Cristo ante tribunales paganos para resolver nuestros desacuerdos.
En 1 Corintios 15, 34 les dice otra vez, “Digo esto para que les dé vergüenza”. ¿Es que no hay nadie en la iglesia que sea lo suficientemente sabio para resolver las disputas? Los corintios se creían tan sabios en asuntos de este mundo, pero no podían encontrar ni uno suficientemente sabio para llegar a una decisión justa entre hermanos que disputaban. Los cristianos estaban entablando acción judicial unos contra otros.
¿Debe un cristiano demandar a un hermano en la fe delante de los incrédulos? ¡Qué vergüenza! Debe escoger a hermanos dentro de la iglesia para resolver el asunto por medio de arbitraje. Tener pleitos es una falta que tenían los corintios. Es un defecto cuando no trabajamos por la paz, cuando falta amor fraternal, y cuando no tenemos confianza mutua. Cuando llevamos nuestras disputas ante las cortes judiciales, sin importar quién gana el pleito, todos sufrimos derrota. “El hecho mismo de tener pleitos entre ustedes significa que ya han sido completamente derrotados”.
¿Por qué no mejor soportar la injusticia? Cristo nos enseña a soportar la injusticia en Mateo 5, 39: “Pero yo os digo: No resistáis al malo. Más bien, a cualquiera que te golpea en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”. ¿Porqué no, mejor, dejar que nos defrauden y roben? Sería mejor sufrir la pérdida de propiedad, que tener un pleito. Cristo nos dice: “Y al que quiera llevarte a juicio y quitarte la túnica, déjale también el manto” (Mt 5, 40). Es mejor sufrir pérdida, que estar continuamente peleando.
Pero en vez de soportar maltrato con paciencia y alegría, ellos mismos cometían agravios y defraudaban a otros hermanos. ¡Maltrataban y robaban hasta a sus propios hermanos! Tiene que ser un hombre malvado que maltrata a su propia carne y sangre. Cuando oímos que un padre o madre mata a su infante, o que un niño mata a sus padres, es un crimen atroz, porque el padre o hijo tenía que cortar las cuerdas más cariñosas para cometer un acto de esta clase. ¡Somos hermanos! Y cuando nos maltratamos es un crimen especialmente atroz.
Los que actúan de una manera contraria a la justicia, los que maltratan a sus hermanos no heredarán el reino de Dios. Nuestra herencia es el cielo, pero si cometemos injusticias, no tenemos derecho a la herencia de la familia. La herencia es para los hijos fieles de Dios (Rom 8, 17; 2 P 1, 11). “No erréis” sería mejor traducido: “No se dejen engañar.” Se está engañando quien cree que puede vivir en pecado y entrar en el reino celestial (Gál 6, 7). No podemos hacer mal y escapar al juicio de Dios. Este pasaje nombra diez clases de transgresores que serán excluidos del reino eterno de Dios.
Fornicarios — La fornicación describe toda clase de relaciones ilícitas. El hermano que dormía con la esposa de su padre fue fornicario (1Cor 5, 1) y es necesario excluirlo de la comunión de iglesia si continúa viviendo en ese pecado (1Cor 5, 10). El hombre y mujer que viven juntos sin la unión legal del matrimonio son fornicarios.
Idólatras — En esta lista, la idolatría se encuentra entre la fornicación y el adulterio, porque la idolatría generalmente fue acompañada por la inmoralidad sexual. En la ciudad de Corinto existían varios templos paganos. En el templo de Afrodita, vivían mil prostitutas públicas, siempre listas para cometer inmoralidad sexual como acto de adoración a la diosa del amor. Fue difícil para los corintios mantener una vida pura en una ciudad tan corrupta. Aunque hoy día no adoramos a ídolos literales de plata y oro, la idolatría todavía existe. Cuando nuestra vida está centrada en el materialismo, fantasías sexuales, hemos elegido ídolos en nuestros corazones (Ez 14, 3). Los dioses de muchos en nuestros días son el dinero y el sexo.
Adúlteros — El adulterio es la infidelidad conyugal. Cuando el hombre casado o soltero tiene relaciones ilícitas con una mujer casada comete adulterio. El adulterio roba al hombre del cariño de su esposa. Hebreos 13:4 dice: “Honroso es para todos el matrimonio, y pura la relación conyugal; pero Dios juzgará a los fornicarios y a los adúlteros”.
Afeminados — Esta palabra también se encuentra en Mateo 11, 8 y Lucas 7, 25 donde es traducido: “Delicado”.
Un afeminado es el compañero pasivo en la sodomía. Estos malvados que sufrían este abuso. . . fingían la vestimenta y conducta de mujeres”. Los que se echan con varones — los homosexuales. Hay iglesias hoy día que condonan este pecado, y algunos han ordenado homosexuales al ministerio. La homosexualidad fue el cáncer en la vida griega que invadió a Roma y causó su destrucción. Catorce de los primeros quince emperadores romanos practicaban la homosexualidad.
El emperador Nerón se castró y se casó con un muchacho llamado Sporo, y lo reclamó como su esposa, y al mismo tiempo se casó con Pythagoras y lo llamó su esposo. Este pecado fue una de las causas principales que causó la caída de la civilización Romana (Coffman). El homosexual elige cometer este acto, no nace homosexual, como algunos afirman. Pablo dice en Romanos 1, 26 dice que la homosexualidad es “contra naturaleza”.
Ladrones — Algunos piensan, “El es rico. No le hará falta el dinero. Pero soy pobre, y lo necesito.” Pero sin importar cómo lo justifica, robar es pecado.
Avaros — El codicioso — el hombre con el deseo inmoderado o amor por el dinero. Es la pasión de ser rico. Los pobres que anhelan hacerse ricos son avaros. El rico que guarda su dinero y lo ama tanto que no la utiliza en el servicio del Señor también es avaro.
Borrachos — ¿Quién puede olvidar la descripción gráfica del borracho en Isaías 28, 7-8? “Estos han errado a causa del vino, y han divagado a causa del licor... han sido confundidos a causa del vino. . .han errado en su visión y han titubeado en sus decisiones. Todas las mesas están llenas de vómito repugnante, hasta no quedar lugar limpio”. El abuso del alcohol ha causado muchas tragedias humanas. Jerry Moffitt dice: “64% de los asesinatos son relacionados con el alcohol. 30% de todos los suicidios y 50% de los choques fatales de carros debido al alcohol”. El cristiano debe abstenerse del alcohol en absoluto y no darle lugar alguno en su vida. El alcohol trae maldición para todo aquel que lo toma.
Maldicientes — El maldiciente es un hombre que abusa de otros con palabras crueles, amargas, y severas. Dios dice: “Al que solapadamente difama a su prójimo, a ése yo lo silenciaré” (Sal 101, 5). Hoy día hay padres que abusan de sus hijos con palabras severas (Col. 3, 21). Pero el cristiano nunca debe maldecir a nadie, ni siquiera a sus enemigos (Mt 5, 44).
Estafadores — El estafador es un ladrón “de oficina”. Es uno que se apodera de lo ajeno con engaño. Por ejemplo, si prestamos dinero a un hombre en gran apuro, y le cobramos un interés exorbitante, estamos estafando (Prov 28, 8). Tales personas no heredarán el reino de Dios.
“Y esto erais algunos”. Todo ser humano sobre la faz de la tierra es pecador, y por medio de la predicación del evangelio, algunos han sido convertidos a Dios. Algunos de nosotros éramos borrachos, codiciosos, y fornicarios, pero esto es lo que éramos. Ya no. Sin embargo, es triste que algunos cristianos todavía vivan sirviendo el pecado. Pero debemos recordar que estas cosas hicimos en nuestra “antigua manera de vivir” y que ahora es tiempo de despojarnos del hombre viejo (Ef. 4, 22).
Pablo dice que “esto erais algunos” en otro tiempo. “En ellas anduvisteis también vosotros en otro tiempo cuando vivíais entre ellos” (Col. 3,7). “Porque en otro tiempo nosotros también éramos insensatos, desobedientes, extraviados”. “En los cuales anduvisteis en otro tiempo, conforme a la corriente de este mundo” (Ef. 2,1). “En otro tiempo todos nosotros vivimos entre ellos en las pasiones de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de la mente” Pero ahora no (Ef 2, 3).
“En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. ¡Andad como hijos de luz!” (Ef. 5, 8). ¡Ya no! Mas ya hemos sido “lavados, santificados, y justificados.” Al usar estas tres palabras, Pablo describe tres aspectos de nuestra salvación.
1. A causa de la suciedad del pecado, Cristo nos ha “lavado”. Fuimos “impuros de cuerpo y de espíritu”, pero por medio del bautismo en agua, nuestra alma fue limpiada de todo pecado. Ananías dijo: “Levántate y bautízate, y lava tus pecados”. Es por el bautismo que el pecador se lava de los pecados. Cuando Cristo nos lava de la suciedad del pecado, quedamos “más blancos que la nieve” (Sal 51, 7).
2. A causa de la enajenación del pecado, Cristo nos ha “santificado”. La persona que vive en pecado está separada de Dios. Efesios 4, 18 dice que fuimos “alejados de la vida de Dios”. Pero aun estando tan lejos de Dios, él nos ha separado del mundo y nos trajo cerca de él.
Nos ha separado de los ídolos para unirnos al Dios viviente. Nos ha separado de los usos terrenales, y pecaminosos, para que seamos instrumentos de justicia, para uso exclusivo de Dios. El pecado nos separa de Dios, pero la santificación nos separa del pecado y nos une con Dios.
3. A causa de la culpa del pecado, Cristo nos ha “justificado”. En un tiempo sentimos el peso del pecado sobre nosotros — sentimos conscientes de nuestro estado pecaminoso. David describe la culpa que siente el pecador en el Salmo 40, 12: “Porque me han rodeado males incontables; me han alcanzado mis iniquidades, y no puedo levantar la vista. Son más numerosos que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me ha fallado”. Pero cuando ese pecador obedece el evangelio, Cristo lo justifica, o sea lo declara sin culpa (no solo lo declara sin culpa, sino que lo hace inocente).
¿Cómo fuimos lavados, santificados, y justificados?
1. “En el nombre del Señor Jesús”. No hay otro nombre por la cual podemos ser salvos (Hch 4, 12). Es ese nombre que hace posible nuestra salvación. 2. “Por el Espíritu de nuestro Dios”. No fue por la ley mosaica que fuimos justificados, sino por el Espíritu Santo. Sí, el Espíritu Santo nos lava, nos santifica, y nos justifica. ¿Cómo lo hace? ¿Trabaja misteriosamente en nuestras vidas en una manera imperceptible? ¡Claro que no! El Espíritu Santo nos santifica, nos justifica, y nos lava de pecado, por la instrumentalidad de la palabra de Dios. La palabra de Dios es el instrumento que el Espíritu de nuestro Dios utiliza para salvar al hombre (Ef 6, 17) .
Somos muchos los bautizados que seguimos practicando algunos vicios de los que el apóstol les menciona a los corintios y para nosotros hoy es más urgente tomar conciencia de dejar todo lo que desdice de Cristo, entonces ¿seguiremos pecando como dice san Pablo, en otro pasaje? De ninguna manera, si reconocemos estas dificultades en nuestra vida y en nuestra comunidad es para perdonarnos y perdonar, y reconocer la gran bondad de Dios y reconocer que podemos, a través de la acción del Espíritu Santo, ser santos como nuestro Padre es Santo.
3.5 ¿Qué es lo que me está permitido y qué es lo que no me conviene?
Algunos en Corinto trataban de excusar su participación en la inmoralidad sexual con este dicho: “Todas las cosas me son lícitas”. Algunos estaban citando este dicho para justificar su participación promiscua sexual. Pensaban que la fornicación era una de esas “cosas”, entonces la fornicación era lícita. Este argumento probablemente surgió de la perversión de la enseñanza de Pablo acerca de nuestras libertades en Cristo. Los corintios habían malentendido su libertad en Cristo, (Gál. 5, 13). Pero la verdadera libertad se encuentra en el hacer bien. Pablo no nos está enseñando que es lícito cometer pecado. “Todas las cosas me son lícitas” significa: “Soy libre de hacer cualquier cosa aprobada por Dios, pero aunque esta cosa sea lícita puede ser que no sea conveniente hacerlo”.
“Todas las cosas” se refiere a cosas que son indiferentes. No debemos participar en algo aunque sea lícito, a menos que también sea primeramente conveniente y provechoso; y segundo, que no nos domina o esclaviza. Si una cosa no es provechosa, no debemos hacerla y si nos domina o esclaviza, tampoco debemos practicarla. Pablo estaba diciendo, aun si fuera lícito cometer fornicación, era una práctica destructiva, no provechosa y también esclavizaría. Entonces, el dicho “Todas las cosas son lícitas” fue mal aplicado a la inmoralidad sexual. “Yo no me dejaré dominar por ninguna” cosa. Los alcohólicos, los que fuman cigarros o cigarrillos, los que miran pornografía o frecuentan la prostitución están esclavizados a estos pecados. Si deciden dejar de beber, fumar, tomar drogas, o dejar la pornografía o prostitución, les es difícil porque estas cosas les dominan. Son esclavos del pecado .
En este contexto ético-bíblico y moral-cristiano somos conscientes de que tenemos la libertad para hacer lo que está y lo que no está permitido, sin embargo, sabemos también que no todo es benéfico para nosotros y agradable a los ojos de Dios, muchas veces creemos en Dios pero no le creemos a Dios, somos cristianos sin Cristo, hacemos nuestra voluntad, pero cuando algo no nos resulta bien Dios es el culpable.
También podemos mencionar acá el silogismo de que no todo lo científicamente posible es éticamente aceptable, pues, el hecho de que una norma haya sido promulgada según los procedimientos legales no significa ya que sea justa, porque puede haber algún derecho que sea injusto: Hitler, Apartheid, aborto, falsos positivos… y así podríamos mencionar muchos casos similares, más aún, cuántas veces los que hacen uso de esta clase de normas ilegales hacen pasar por injustos y malos a los que hacen el bien y ellos quedan como los mejores del paseo y ojalá no me equivoque colocando como ejemplo a algunos representantes de la política de nuestro país.
Ahora, el hecho de que exista la norma no quiere decir que sea mala o el hecho de que no exista quiere decir que ya algo sea bueno, pues lo sabemos de memoria que la ley por la ley no sirve de nada, sin embargo, la ley como organización metodológica en la sociedad es muy necesaria. Pues aunque algunas veces, como dice el mismo san Pablo, ella es la que me ha llevado a conocer el pecado o la maldad puesto que antes de ella no sabía qué cosas eran buenas o malas, sí es necesario establecer parámetros claros y humanos para el buen funcionamiento y coordinación de nuestras actividades como personas racionales.
Como ideal de esta investigación podemos decir que el tema central de estos versículos no es solo la parte moral sino es, más bien, un compendio de actitudes que nos impiden configurar nuestra vida con Cristo y que nos impiden entrar en el reino de los cielos; con esto nos estoy diciendo que se justifique lo que hacían los corintios, por el contrario, pienso que “cae como anillo al dedo”, como se dice vulgarmente, lo que Pablo quiere es que la vida nueva en Cristo tenga una repercusión palpable en medio de la comunidad.
Haciendo buen uso de la conciencia, la libertad y la responsabilidad pueden vivir como hijos de la luz, no solo en algunas cosas sino que el pertenecer a la comunidad cristiana implica la totalidad de la persona en todas sus dimensiones, alma, cuerpo y espíritu, mente, voluntad y corazón, ya que somos templos vivos del Espíritu Santo y somos para el Señor, no para la comida ni para la fornicación, como creía parte de la cultura griega.
Conclusiones
Las respuestas que Pablo da a la comunidad cristiana de Corinto en su Carta son de orden típicamente teológico:
• Fuimos lavados, rescatados y santificados a través del bautismo, pues somos hombres nuevos e hijos de la luz, de vital importancia una fusión de cristología y antropología o en su defecto una antropología cristiana.
• Somos templos vivos del Espíritu Santo, si el templo tenían tantos atributos y llegaba a ser sagrado y lugar de encuentro con Dios imaginémonos la importancia de la persona humana, imagen perfecta de Dios, imagen visible de Dios invisible.
• El cuerpo es para glorificar a Dios y no para la fornicación, así como el lápiz es para escribir y la cuchara para tomar sopa, el cuerpo es para bendecir a Dios a través de nuestros actos y comportamientos, pues la intención de la ética es que utilicemos asertivamente la inteligencia humana, la razón y si le desdecimos de nuestro cuerpo con nuestros comportamientos eso no es racional ni inteligente.
• En el texto de la primera carta a los Corintios 6, 9-12 no sólo se debe tener en cuenta el aspecto moral allí mencionado sino también la falta de amor fraterno y la falta de compromiso cristiano ya que ser cristianos no es sólo exigir nuestros derechos sino también cumplir con nuestros deberes, pues somos libres para profesar cualquier religión y por la misma razón debemos ser conscientes de nuestros comportamientos y asumir nuestras responsabilidades.
• Es notorio y práctico la interpretación que Pablo le da en su nueva visión al cuerpo, no sólo como organismo y como vientre sino como unidad y totalidad de nuestro ser humano, y así mismo las repercusiones que esto tiene en la vivencia sacramental, humana, cristiana a la hora de interactuar con nuestros hermanos.
• La visión del cuerpo, visto sólo para el placer, como se había mal interpretado en Corinto, ahora cambia ya que somos templos vivos del Espíritu Santo y transparentamos a la persona de Jesús, muerto y resucitado en cada uno de nuestros actos buenos.
• La visión cristiana de libertad cambia totalmente ya que todo me está permitido pero no todo es conveniente e incluso la norma o ley aunque sea legalmente aprobada, establecida no quiere decir que sea buena, justa y que sirva para un crecimiento equitativo y progresivo de la comunidad, más aún el hecho de que no exista no debe condicionar nuestros actos.
• Gracias a Dios después del Concilio Vaticano II se ha pasado de una moral del decálogo y de la ley al rescate y valoración de la dignidad de la persona holística, es decir, integralmente.
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