UNIVERSIDAD EL BOSQUE
INTERDISCIPLINARIEDAD
DE LA MUERTE
Ensayo fin de primer semestre
Maestría en Bioética
FREDDY GRANADOS BLANCO
Mayo de 2011
I. DEFINICIÓN DE TÉRMINOS
La Sra. A tiene 35 años y sufre de un cáncer gástrico avanzado que tiene como resultado un dolor severo constante y vómito mal controlado. A pesar de aumentos sostenidos en la dosis de su opioide, su dolor ha empeorado grandemente en los dos últimos días. Su muerte es inminente, pero la paciente ruega incesantemente al personal del hospital que la “saquen de su sufrimiento”.
El Sr. J es un usuario de droga inyectada de 39 años, con una historia de alcoholismo y depresión. Se presenta a un departamento de urgencias, insistiendo que ya no quiere vivir más. Repetidamente solicita la eutanasia sobre la base de que ya no es capaz de seguir soportando su sufrimiento (aunque no sufre de dolor físico). Un siquiatra descarta una depresión clínica .
Nos deja un dolor profundo que nos cuesta asimilar, el acontecimiento de la muerte, y “somos conscientes” de que en nuestra vida cotidiana desconocemos esa agonía y tristeza que nos deja cuando pasa por nuestro lado, pues la muerte… no se agota con una buena definición desde el punto de vista médico, legal, religioso, ya que está en juego lo más íntimo y profundo de la vida humana. Desde la antigüedad, filósofos, médicos, teólogos, intelectuales…, muchos han elaborado el concepto acerca de la muerte, cada uno desde su contexto académico y su forma de relacionarse con el mundo, razón por la cual al hacer un acercamiento a la definición del concepto de muerte desde las diferentes culturas, momentos de la historia, profesiones y creencias quiero fijar con un poco más de exactitud y claridad algunos términos relacionados con la misma:
Eutanasia
Proviene del griego: eu = bueno, thánatos = muerte. Aunque etimológicamente significa “buena muerte”, esto dista mucho de su significado actual ya que el sentido etimológico ha dejado de tener uso social. La Organización Mundial de la Salud la define como aquella "acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente". Esta definición resalta la intención del acto médico, es decir, el querer provocar voluntariamente la muerte del otro, con su consentimiento o no. Se sobreentiende que por motivos supuestamente bien intencionados, como aliviar un sufrimiento, y/o por respetar la autonomía del paciente: de no ser así, estaríamos ante un asesinato.
La finalidad de la eutanasia es acabar con una vida enferma, por ello la muerte ha de ser el objetivo buscado, ha de estar en la intención de quien practica la eutanasia. En definitiva, se realiza una acción (administrar sustancias tóxicas mortales) u omisión (negar la asistencia médica debida) sobre el enfermo, con intención de quitarle la vida, se trata pues, de un homicidio. El objeto de la actuación es causar muerte a un ser humano para evitarle sufrimientos, bien a petición de éste, bien por considerar que su vida carece de la calidad mínima para que merezca el calificativo de digna.
Esta acción está intencionalmente dirigida a terminar con la vida de un paciente, por razones compasivas y en un contexto médico, con el fin de minimizar su sufrimiento. El sentimiento subjetivo de estar eliminando el dolor o las deficiencias ajenas es elemento necesario de la eutanasia; de lo contrario estaríamos ante otras formas de homicidio. También ha de buscarse la muerte de otro, no la propia, por ello no se considera el suicidio como eutanasia.
Elementos esenciales de la eutanasia:
1. Naturaleza del acto (acción u omisión): Efectivamente causa o acelera la muerte.
2. Sujeto (sobre quien recae la acción): Padece un sufrimiento (importante).
3. Agente (el que realiza la acción): Doble intencionalidad:
- causar o acelerar la muerte.
- aliviar un sufrimiento (importante).
Eutanasia por acción
Algunos la denominan activa o directa, pero por ser estos adjetivos que admiten pluralidad de puntos de vista (desde el agente, desde el paciente, desde el aspecto médico, desde el acto, desde la intención), estas denominaciones dan lugar a múltiples confusiones, ya que una acción puede ser activa desde la intención y pasiva desde la acción, por ejemplo no dar alimento. Es la eutanasia en la que la muerte se provoca a otro por acción. Comprende todas las medidas encaminadas a terminar con la vida del enfermo, mediante la aplicación de un procedimiento o medicamento que suprime la función cardio-respiratoria y encefálica. Se realizan actos ejecutivos que suponen un acortamiento de la vida del paciente, como administrar una inyección letal. La conducta va dirigida a producir la muerte (dolo directo).
Eutanasia por omisión
Se refiere a la muerte por omisión al no proporcionar a un paciente el soporte básico que permita su supervivencia. Algunos la denominan pasiva, pero esto puede conllevar confusión, por lo ya dicho y, por este motivo, esta denominación ha sido desaconsejada, entre otros, por la Asociación Europea de Cuidados Paliativos, la Asociación Médica Británica y la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, aunque algunos autores siguen defendiendo su uso.
El término, que efectivamente es contradictorio (ya que la eutanasia es activa por definición), se referiría a dejar de aplicar un tratamiento con el objetivo de producir la muerte del paciente e incluiría también la no adopción de medidas proporcionadas para prolongar la vida. No se ejecuta ninguna acción ni se aplica ningún procedimiento o medicamento que termine con la vida del enfermo. Esto es lo que hace que la mal llamada "eutanasia pasiva" pueda parecer atractiva a primera vista, pero este concepto resulta confuso cuando se realiza un análisis ético riguroso.
La eutanasia entendida como conducta intencionalmente dirigida a terminar con la vida de una persona enferma, por un motivo compasivo, puede producirse tanto mediante una acción como por una omisión. La distinción activa/pasiva, en sentido estricto, no parece tener relevancia desde el análisis ético, siempre que se mantenga constante la intención y el resultado.
Además, no todos los autores relevantes llaman pasiva al mismo tipo de eutanasia y este término frecuentemente se usa, intencionadamente o no, de forma inapropiada, para situaciones que no son eutanasia como en el uso de terapias del dolor que puedan indirectamente acortar la vida o "permitir la muerte" (respetar el derecho a rechazar tratamientos). Evidentemente, hay una diferencia fundamental entre matar a un paciente y que el paciente se muera sin la intervención del médico. Hay un “dejar morir” que equivale a un “matar”, cuando no se presta la ayuda necesaria. Como hablar de "eutanasia pasiva" es ambiguo y confuso porque supone clasificar conjuntamente dos situaciones de diferente naturaleza prescindiremos, en nuestro trabajo, de dicha denominación.
Eutanasia consentida
Llamada por algunos autores: voluntaria. Actitud activa de matar una persona que ha solicitado ayuda para su suicidio. Eutanasia no consentida. Llamada por algunos autores no voluntaria o involuntaria. Estos términos se usan en algunas ocasiones como sinónimos y en otras con un matiz distinto. Actitud activa de matar una persona que no tiene capacidad para solicitarlo (eutanasia no voluntaria) o contra su voluntad (eutanasia involuntaria).También estos términos se desaconsejan por la Asociación Europea de Cuidados Paliativos, bajo el argumento de que matar a una persona sin su consentimiento no es eutanasia sino un asesinato.
Suicidio médicamente asistido o muerte médicamente asistida. Prescribir fármacos que el paciente usará para quitarse la vida. Es el caso en el que el enfermo decide acabar con su vida, para lo cual el médico o un integrante del equipo de salud le proporciona los medios para lograrlo, pero es el mismo paciente quien pone en marcha el mecanismo para infundir la solución con él, o los medicamentos letales. Aunque desde el punto de vista ético hay poca o ninguna diferencia con la eutanasia, en algunas legislaciones (estado de Oregón en los Estados Unidos) se ha legalizado sólo el suicidio médicamente asistido y no la eutanasia. Del punto de vista práctico y técnico la línea que separa la eutanasia del suicidio médicamente asistido también es muy fina y difusa. De hecho hasta uno de cada cinco de los suicidios médicamente asistidos realizados en Holanda han acabado como eutanasia, ya que la norma aceptada es administrar inyecciones letales (es decir realizar eutanasia) en los casos en los que el suicidio médicamente asistido falla.
Obstinación terapéutica o distanasia
También llamada encarnizamiento o ensañamiento terapéutico. La distanasia (del griego “dis”, mal, algo mal hecho, y “thánatos”, muerte) es etimológicamente lo contrario de la eutanasia, y consiste en retrasar el advenimiento de la muerte todo lo posible, aunque no haya esperanza alguna de curación y aunque eso signifique infligir al moribundo sufrimiento.
Es una prolongación exagerada del proceso de morir, resultante del empleo inmoderado de medios terapéuticos extraordinarios, desproporcionados o fútiles (que previsiblemente no lograrán el efecto buscado). Se refiere a aquellas prácticas médicas con pretensiones diagnósticas o terapéuticas que no benefician realmente al enfermo y le provocan un sufrimiento innecesario, generalmente en ausencia de una adecuada información. Detrás de la obstinación médica se suelen encontrar dos causas principales: el déficit de competencia profesional y la desviación del auténtico fin de la medicina hacia otros intereses que no son los del paciente (científicos, políticos, económicos, sociales, etc.).
En cualquier caso nos encontramos ante una conducta que siempre se ha considerado y se sigue considerando como contraria a la ética profesional. Este término lleva implícito un componente de empecinamiento o crueldad y ocurre cuando el avance científico y tecnológico supera su regulación legal y ética. La medicina moderna dispone de medios con capacidad de retardar artificialmente la muerte sin que el paciente reciba un real beneficio. Los enfermos graves o en estado crítico generalmente se encuentran en las Unidades de Cuidados Intensivos o Unidades Coronarias en las cuales se utilizan equipos sofisticados en diferentes procedimientos diagnósticos y terapéuticos: catéteres arteriales y venosos, sondas, monitores, respiradores, bombas de infusión, transfusiones, nutrición parenteral, antibióticos y fármacos vaso activas, por mencionar algunos.
Todas estas medidas no son inocuas, con frecuencia son invasoras, tienen riesgo, pueden ocasionar molestias y complicaciones. En la distanasia u obstinación terapéutica se insiste en la aplicación de medidas desproporcionadas, cuyo beneficio real es poco probable en pacientes graves, los que de acuerdo con la experiencia previa e índices pronósticos son considerados terminales o no recuperables.
La aplicación de estas medidas fútiles a pesar de las molestias, riesgo, costo económico y moral no tiene defensa técnica ni ética, con la posible excepción de que esté justificada por razones subjetivas del paciente, como veremos más adelante. El ingreso mismo de los enfermos a una unidad especial puede constituir una distanasia si existen pocas probabilidades de recuperación y si sospechamos que ese ingreso puede no aportar ningún beneficio al paciente. En otras ocasiones cabe hablar más propiamente de ensañamiento terapéutico, cuando se utiliza a los enfermos terminales para la experimentación de tratamientos o instrumentos nuevos.
Ortotanasia o adistanasia
Del griego “orthos”, recto, y “thánatos”, muerte. Y del griego “a-“ prefijo que significa negación y “dis” que significa mal hecho y “thánatos”. Designa la actuación correcta ante la muerte por parte de quienes atienden al que sufre una enfermedad incurable en fase terminal, incluyendo los cuidados paliativos. Consiste en todas las medidas encaminadas a mejorar la calidad de vida de los enfermos a quienes se pronostica la muerte a corto plazo, se evita el encarnizamiento terapéutico al retirar todas las medidas desproporcionadas que en nada benefician al enfermo.
Pero, al mismo tiempo, se continúa con las medidas proporcionadas que disminuyen o suprimen el dolor y otras molestias, procurando que el paciente esté cómodo, movilizándolo, alimentándolo, realizando el aseo y las curaciones que sean necesarias y administrando sedantes y analgésicos con la frecuencia y a la dosis que se requiera. Se mantiene la comunicación y el diálogo del enfermo con su médico, sus familiares, amigos y en su caso con el ministro de su religión, quienes proporcionan apoyo psíquico y moral. A diferencia de los anteriores procedimientos que ayudan a morir, la ortotanasia ayuda en el morir. La ortotanasia también contempla la elección y renuncia a tratamientos de la persona con una enfermedad grave, probablemente irreversible o de muy difícil curación. El enfermo puede optar por los tratamientos que en su medio se consideren proporcionados, pudiendo rechazar responsablemente medios excepcionales, desproporcionados o alternativas terapéuticas con probabilidades de éxito dudosas.
Muerte natural
Se da cuando se permite que la persona muera en el momento en que Dios ha decidido llamarla a su presencia. No debe confundirse con la llamada “eutanasia pasiva”, pues en esta última el propósito de matar está establecido en el acto de no utilizar un medio proporcionado y adecuado para salvar la vida del paciente cuando es posible hacerlo.
El “derecho a morir”
El “derecho a morir”, simplemente, no existe, ya que uno no elige morir, así como no se elige nacer. Solo Dios es quien tiene poder sobre la vida y la muerte, solamente Él puede decidir en qué momento termina nuestro peregrinar terrenal. La vida es un don recibido; nadie se la da a sí mismo. El ser humano no es, pues, dueño de la vida, ni siquiera de la propia, sino un mero administrador, y por ello no puede constituirse en juez de la misma.
“Matar por misericordia”
“Matar por misericordia” es un eufemismo inventado con el fin de hacer más “tolerable” la idea de asesinar a otro ser humano con el pretexto de aliviarle sufrimientos. Este concepto, lamentablemente, está muy en boga. El avance de los diagnósticos prenatales, por ejemplo, es ocasión para que muchos bebés sean abortados ante la posibilidad de nacer con alguna enfermedad incurable.
Sin embargo, el hecho de matar a otro ser humano no puede ser nunca esgrimido como un acto de misericordia. ¿Qué misericordia puede existir cuando privamos a alguien de su bien fundamental, el don de la vida? Al actuar de esa manera, en el fondo se le está diciendo al enfermo que su valor es tan efímero, tan insignificante, que su dolencia ha llegado a destruirlo, y que por lo tanto su vida ya no tiene sentido. Más que un acto de misericordia, es una humillación, una desvalorización de la persona.
Al abrir las puertas al suicidio asistido o la eutanasia, se abre también la posibilidad de aplicar este concepto a los millones de pacientes enfermos que viven en hogares de ancianos u hospicios, a quienes ya no se les considera útiles para la sociedad, así como a los miles de pacientes con SIDA y cáncer avanzado que no tienen cura y que podrían ser considerados como una “carga económica innecesaria” para la sociedad.
“Morir con dignidad”
Todos estamos de acuerdo en que queremos morir con dignidad. Pero, ¿cómo entendemos esta expresión? Lamentablemente ha sido muy manipulada. Los activistas de la eutanasia consideran que el ser humano sufriente, habiendo perdido habilidades intelectuales o físicas, ya no puede controlar su destino y por lo tanto ya no es un ser digno. Piensan asimismo que el dolor y la enfermedad “disminuyen” nuestra dignidad, olvidando que el ser humano siempre será digno, aun en los momentos más difíciles de su existencia, ya que su dignidad fundamental le ha sido dada por Dios en la creación y ha sido elevada a niveles insospechados por el Señor Jesús con su encarnación.
La verdadera “muerte digna” es aquella que se asume con grandeza de ánimo, con confianza, con esperanza, ofreciendo la propia vida por el bien de los hermanos y uniéndose a la muerte redentora del Señor Jesús. La auténtica “muerte digna” es aquella que se da en el momento querido por Dios —único Señor de la vida y de la muerte— y en la que se respeta la infinita dignidad propia del ser humano.
La pregunta final y de este ensayo y de proyección investigativa debe ser ¿por qué para algunas culturas, religiones, credos… la muerte es un beneficio y pueden decidir cuando ellos quieren sobre su propia vida y para otros la muerte no es lo más justo y benéfico para ellos y para la humanidad?
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